Bajo esos ojos tristes y esos rollos de piel sobrante que lo cubren como una pesada manta, cuesta reconocer que el animal que estamos viendo es un zorro ártico. El exceso de grasa con el que cargan incluso en la cara y la cola no solo les dificulta moverse, también ver.
«Cuando vi las fotos, sabía que esto era algo que la gente no había visto antes», dijo Kristo Muurimaa, jefe de comunicación de la organización animalista finesa Oikeutta Eläimille, a The Dodo. «La mayoría de gente ha visto las horribles condiciones de las granjas peleteras, como las jaulas con barrotes enanas en las que viven los animales, pero esto es algo nuevo».
Hay 900 granjas peleteras en el país, y la cría de zorros con piel extra se ha vuelto cada vez una práctica más común. Este sobrepeso hace aun más dura si cabe la vida de los zorros árticos. «El primer problema son los pies», explicó Muurimaa.
«Sus pies no son capaces de soportar el peso. En la naturaleza un zorro ártico pesaría en torno a 3 o 4 kilos. Estos animales pesan más de 20, lo que causa deformidades en sus piernas y dificultades de movimiento. Tienen todos los mismos problemas que tiene la gente obesa».
Aunque en teoría las técnicas de cría que causan dolor y sufrimiento están prohibidas por la legislación finesa, todavía no se ha detenido esta práctica.
Normalmente los zorros criados por su piel son asesinados con apenas un año de vida, pero los que los criadores seleccionan unos cuantos para la cría. «Son los mejores animales, los granjeros los guarda selectivamente por su tamaño por la cría», explicó Muurimaa. «Así que estos animales podrían sufrir 3 o 4 años en la granja».
Cuando llega el momento de ser sacrificados, las cosas no mejoran para estos animales. Para evitar que las pieles resulten dañadas, los granjeros suelen electrocutarlos a través de la boca y el ano. Una vez los animales han sido asesinados, su piel es vendida a una empresa manufacturada de pieles que trabaja para grandes casas como Louis Vuitton, Gucci y Michael Kors.