Advertencia: La siguiente historia incluye contenido sexual.
De las cerca de 2000 historias al año que los auditores de El Chacotero Sentimental le cuentan al Rumpy en el clásico programa radial que cumple 21 años, el locutor destacó una en Mentiras Verdaderas.
Se trata de un relato que repitieron en el late de La Red y que Roberto Artiagoitía e Ignacio Franzani analizaron.
En el programa fueron repitiendo el audio del testimonio e intercalándolo con comentarios del invitado y el animador:
Auditor y protagonista del relato: “Al poco tiempo se empezó a quejar que yo en el ring de cuatro perillas no la satisfacía, no era el miso que antes, que estaba aquí, que estaba allá, que estaba más gordo. ¡Todas la custiones! En eso el matrimonio seguía ahí no más poh. Claro, porque ella decía que yo duraba muy poco, y Rumpi, sabes que de repente yo calculaba reloj ¡35 minutos!”
Rumpy: “¿De bombeo?”
Auditor: “Me ardía la cuestión y ella decía ‘no, es que no llego… Súbete pa’allá, súbete pa’acá’”
Rumpy: “Pero 35 minutos de la performance está bien”
Ignacio Franzani, en el estudio de Mentiras Verdaderas: “Pongámosnos en contexto: El tipo llama, está acusando a su pareja de que le está poniendo mucha exigencia”
Roberto Artiagoitía, en el estudio: “Sobre exigencia. ¡¿35 minutos de bombeo garantizado!?”
Franzani: “Incluso el tipo evidenciaba una dolencia”
Artiagoitía: “Un ardor”
Franzani: “(Ríe) Lo que estamos viendo acá, da la impresión que el hombre efectivamente tenía un problema. Más no, el hombre tenía una buena ‘performancia’. Y dice así. Escuchemos”
Auditor: “Si fue a terapia. Fui solo porque ella no quiso. ‘Usted está bien, no tiene ningún problema, de hecho dura más que el promedio’, dijo (el terapeuta). ‘Porque el promedio es cinco, seis minutos con una buena previa, como decimos nosotros’… En la ciudad a donde voy atiendo 30 a 25 clientes en el día, y tengo unas que son ricas, ¡pero ricas-ricas!
“Como uno es vendedor, tratando de buscar la conversa para ver si puedo sacar algo más, me dijo ‘la verdad es que no me siento bien, ¿puedes venir a las 20 horas?’. ‘¡Ya!’, le digo. ‘No hay problema’”
Rumpy: “Esa fue una clienta”
Auditor: “Conversamos, todo, y ella me cuenta que su problema es que su marido la trata mal. ‘Bueno, yo igual tengo problemas familiares, mi señora dice que…’, y le cuento yo a ella”
Rumpy: “¿En serio? Que ‘duro muy poco’ y que la tontera”
Auditor: “Como que se me quebrajeaba la voz y me da por ponerme a llorar”
Rumpy: “¡No te puedo creer!”
Auditor: “Estábamos en la sala de atrás de la casa de ella. ¡Rica! Nada que decir. El cuerpo… Tú sabes que hay cosas que uno no manda y me empiezo como a doblar un poquito, porque el amigo empezó a reaccionar solo.
“De repente me dice ‘¿a ver?’. ‘Perdón’, le dije yo. ‘No, no te preocupí, quédate tranquilo si estamos en confianza. Lo único que te digo es que, de aquí en adelante, lo que pase entre tú y yo muere acá’, me dijo”
Rumpy: “¡Ohhh!”
Auditor: “Sí poh. Nos dimos un besito, un abrazo, unos agarrones ahí ¡y nos dimos como caja! Ahí mismo, del despacho hasta el dormitorio. De allá pa acá. Claro, yo asustado, yo ya sicoseado que yo no duraba. Y con 35 minutos la clienta se fue tres veces.
“¡Esa mujer me subió la autoestima en una noche! A la otra semana llego y me dice ‘no quiero que se quede más en esa pensión. Vaya allá, en tal dirección yo tengo un departamento’. ¡Tiene como siete departamentos amoblados!”
Rumpy: “Lo acomodaron”
Auditor: “Me dice ‘quiero que vaya a atender a mi hermana chica, tiene 35 años’”
Rumpy: “¿Atender en qué sentido?”
Auditor: “En el consumo que yo vendo. La otra enferma de rica, cinco años más joven que ella. Hace la media compra, Rumpy. Yo llego feliz con todo. Me dice ‘lo espero a las 20 horas, porque vamos a ir a cenar’. Me lleva a un motel de los más pirulos que hay. Voy con ella y lo mismo, vuelta loca…”
Rumpy: “¿En serio? ¡Vamos poniéndole papi!”
Auditor: “Grado uno, grado dos, grado tres, y hasta ahí nomás, normal. Yo tampoco tirándome pa otro lado. Peinado de alfombra, ponerle weno pa allá, ponte pa acá. En una me dice, ‘¿sabes qué fantasía tengo?’. ‘Sí dígame’. ‘Que me pongan patitas al hombro’, me dice. ‘Bueno, estoy para cumplir la fantasía’. Yo ya estaba desatado. Toda la noche estuvimos dándole. La mujer agradecidísima.
“Al año de seguir la misma terapia, dos días en una ciudad con una hermana, dos días en la otra ciudad con la otra hermana, no pagué más pensión poh Rumpy.
“No pagué más pensión porque llegaba a la ciudad de la hermana grande, me pasaba las llaves del departamento. Llegaba a la otra ciudad, me pasaba las llaves de un loft que tenía ella.
“Estoy muy feliz, del weón penca pasé a ser el caperuzo. Pero piola no más poh Rumpy, yo en mi vida pensé que te iba a llamar pero yo dije ‘es que si no se la cuento al Rumpy ¿a quién se la cuento?´’”
Franzani, en el estudio: “¡Gran historia!”
Artiagoitía: “Buena poh”
Franzani: “Lo que estamos viendo hasta el minuto es que el hombre se da cuenta que es un gran amante con una tercera persona, pero a la vez empieza a pincharse a la hermana. Ahí empieza a dos bandas”
Artiagoitía: “A tres, más la señora”
Franzani: “¿Qué pasa cuando la mujer descubre que el hombre está recibiendo demasiados beneficios?”
Artiagoitía: “Le cambiaron los dientes también. Parece que era medio feúcho de dientes, le cambiaron la porcelana. Parece que de ahí la señora le dijo ‘¿de dónde estás sacando las monedas para cambiarte los dientes?’. Le cambiaron un auto y ahí parece que hubo presión”
Franzani: “Al tipo lo tenían dulce”
Artiagoitía: “Como rey poh papi”
Franzani: “Ahí él tuvo que confesar”
Artiagoitía: “¿Qué le dice él a la señora? La verdad poh. ‘¿Sabes lo que pasa? Que me estoy comiendo a dos clientas y me están pasando plata’. Y la mina le dice ‘¡y a voh quién te va a…!’”
Franzani: “¿No le creyó?”
Rumpi: “ ‘No, si voh no duras nada, soy penca’. ‘No, pero sí la pulenta. ¡Mira!’. Y le sacó como la cartola y le mostró todo. La cartola del banco con los depósitos. Lo echaron de la casa, se dio la vuelta y se quedó los dos días en cada pueblo y a una le dijo ‘bueno, me echaron de la casa, se supo todo’ (risas).
“Las minas dijeron: ‘Tu señora está confundiendo las cosas, aquí no hay amor. Nosotros aquí tenemos un trato y nosotros le vamos a ir a explicar, por favor no deshagan la familia. Y van estas señoras a ver a la esposa del amante, en una comitiva de relaciones públicas, a proponerle el siguiente negocio.
“Hay un problema, y es que, con toda esta crisis, a la mujer la echaron de la pega, o no me acuerdo. Entonces había un drama familiar.
“Cuando estas minas fueron a negociar la presencia del hombre, ‘oiga, si esto son dos días a la semana. Usted lo va a tener siempre todos los fines de semana. A nosotros nos llegan los maridos y los fines de semanas estamos ocupadas. ¡Por favor, que no se vaya a mal entender! ¿Quién dijo amor? Y a usted, porque perdió su trabajo, le vamos a dar 500 lucas, que es lo que gana, más lo que le pasamos a él’. Y la señora dijo ‘¡ahora lo entiendo perfectamente!’. Fue indemnizada y murió en la rueda”
Franzani: “Felices los cuatro (risas)”.
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