Cada poro de la piel es anestesiado por el tacto, cada curva cautiva la mirada de aquel que se atreve a desnudar el cuerpo; el olfato se inunda de un sinfín de aromas, tan agresivos como el oído que recoge los llantos más placenteros del alma.
Es la sensualidad que exhala el cuerpo la que genera pensamientos que en silencio gritan. Magnetismo entre dos almas que concluye en la explosión de emociones que se desbordan sin miedo, sin temor a caer en brazos ajenos.
Un cuerpo que en su individualidad resplandece a través de la piel y le da significado a la sensualidad; dos cuerpos unidos entre sí por una orquesta de miradas que, en un compás de movimientos, le dan razón y motivo a la mente para soñar e imaginar.
Es arte que en el tacto desborda emociones y en la luz captura la belleza de la esencia femenina.
Es así como se expresa Nastia Cloutier-Ignatiev: con sombras, resplandores y una cámara. Pone en alto la fuerza que la mujer, por medio de su sensualidad, emana.
No necesita mas que lo ya existente: la realidad y el poder del cuerpo femíneo que funge como motor de la producción artística de esta mujer que, a sus 19 años, ha logrado cautivar a más de uno.
Atracción, emociones y malos hábitos es lo que refleja el trabajo de Nastia.
Mujeres empoderadas con actitudes que reflejan sensualidad y la confianza al mostrar, de la manera más personal, la delicadeza de su cuerpo que con fuerza sacude lo trillado y ancestral de la definición de mujer.
El cuerpo femenino merece expresarse sin ataduras a lo establecido. A lo socialmente aceptado.
Hábitos, costumbres, formas y sabores; lo real y verdadero es lo que pretende mostrar Nastia Cloutier-Ignatiev.
Es la boca, el sudor la piel, los poros, los vellos, el aire.
Es la saliva, el rojo, los dientes, las manos, la lengua.
La expresión. La duda. El humo.
Son las imperfecciones.
Es la mujer.