Fotografías prohibidas que sólo podrá descifrar un experto en pezones

¿Este pezón es de hombre o de mujer? ¿Resulta indecente o completamente permitida su publicación? El experto en pezones al que hacemos alusión en este texto seguramente me está leyendo y podrá descifrarlo

Fotografías prohibidas que sólo podrá descifrar un experto en pezones

Autor: Andrea Peña

¿Este pezón es de hombre o de mujer? ¿Resulta indecente o completamente permitida su publicación?

El experto en pezones al que hacemos alusión en este texto seguramente me está leyendo y podrá descifrarlo. Sí, tú, molesto individuo que hipersexualiza una parte del cuerpo hasta convertirla en un trozo de carne y receptáculo de supuestas cargas morales, que en caso contrario denuncia día a día los excesos de piel en Facebook porque “es molesto” ver la completud de un cuerpo humano en pantalla. Inquisidor, ¿puedes decirnos al resto si este pezón es masculinamente apto para el ojo público o femeninamente repudiable para nuestras conciencias? ¿Quizá altamente erotizable en caso de pertenecer a una mujer o inofensiva y fríamente común si es de un hombre?

Esperamos con ansias tu respuesta. Queremos escuchar tus argumentos vulgares o de tradición puritana para saber qué es lo que piensas y deje de importarnos en cuanto antes. ¿No puedes? ¿Te cabe un poco la duda? Tal vez quieras acercarte a un censor digital, como aquél que utilizan las redes sociales – especialmente Instagram– para reconocer si una imagen es lo suficientemente polémica como para banearla; porque ya sabes, no importa si es la foto de una paciente recuperándose de cáncer advirtiendo al resto sobre los riesgos de la enfermedad, si es uno de los últimos registros entre padre e hijo, hay mucha piel en la toma o una bañera de por medio que podría malinterpretarse. Es mejor quitarlas de la red antes de que alguien se escandalice, ¿cierto?

Con estas imágenes sucede lo mismo, ¿no? Hay permitidos pezones masculinos pero un contexto homosexual e indebido, hay un bonito recién nacido salvo que está impregnado de líquido amniótico y vemos a una chica tomándose una selfie en lencería –como cualquier otra– pero cuyo cuerpo no cumple con las expectativas de los usuarios. ¿Por qué no eliminarlo de la web? Ésa es la convención, ¿no? El agrado y el prejuicio por encima de la realidad.

Actualmente, redes sociales y empresas están dispuestas a evitar que se compartan retratos controvertidos a como dé lugar; los trucos de gigantes cibernéticos como Instagram siguen siendo un misterio, en su mayoría, pero podemos analizar el funcionamiento de apps y algoritmos que se proponen “purificar” los álbumes que ofendan a los miembros de ciertas plataformas.

Tomemos Algorithmia como ejemplo, una compañía cuyo bot proporciona sugerencias de censura a las firmas digitales que le han contratado. Ésta se hizo a partir de un estudio para la detección de desnudos, el cual ubica zonas de las imágenes en las que aparece piel humana, analizando su tamaño para determinar qué tan impúdica es su composición. Su última mejora ha sido la integración de algoritmos para reconocer la nariz y el rostro de los sujetos fotografiados, lo que permite extraer el tono exacto de la piel y estudiar estadísticamente en qué proporción se expone tal color en la fotografía.

 

 

Aunque esto arroje fuertes recomendaciones de baneo, al final siempre es un criterio humano o una denuncia entre registrados lo que detona la prohibición definitiva; generalmente se necesita ser un ofendido y escandalizado experto en moral, por mencionar uno de los casos ya expuestos, para que reporte pezones femeninos. Ante esto, se han generado múltiples contestaciones visuales y discursivas como la cuenta Genderless Nipples, la cual comparte fotografías de pezones depilados, erectos y con gran zoom con tal de confundir al espectador y a los bots en cuanto a su cuerpo y “género” de origen.

En la descripción de su perfil se puede leer

“Los hombres tienen permitido mostrar sus pezones, a las mujeres se les prohíbe… ¡cambiemos esta política!”.

Algo que nos obliga a repasar la historia un poco más; durante buena parte de los años 30 ni hombres ni mujeres tenían permitido lucir su torso desnudo a la vista de los demás. Era considerado exhibicionista e inmoral que una persona exhibiera su cuerpo de tal forma y, aunque suene increíble, esa misma lucha por aceptar al cuerpo humano tal cual es, inició con la osadía del hombre. Salvavidas y bañistas en EUA tuvieron que levantarse en aquel entonces, justo como hoy ocurre con la aceptación del cuerpo femenino, para dejar atrás esas ajustadas camisolas y mostrar con seguridad sus pezones. El topless masculino a fuerza de transgresiones se alcanzó con mediano y progresivo éxito. Exactamente vivimos ese proceso ahora y no podemos frenar el avanc

En todo caso, cualquier pezón es erotizable y ninguno de ellos esta fuera de lo común. Las diferencias a veces son tan mínimas, las similitudes tan cercanas, que colecciones como la que se despliega en Genderless Nipples nos demuestran lo fácil que es dejar de ofendernos ante la presencia de una zona erógena e incluso la sencillez con que puede excitarnos un pezón aunque no sepamos el sexo que “gobierna” al cuerpo que le acoge.

Si quieres sumarte a este proyecto y enviar tu pezón, sigue las instrucciones aquí expuestas, envíalas a @genderless_nipples (quienes prestaron las imágenes aquí expuestas) y comparte la estrategia entre todas las personas que les puedan interesar.

 

 

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