(+Fotos) Así eran los más dolorosos y terribles experimentos que realizaron los nazis con humanos en nombre de la ciencia

Entre 1933 y 1945, en Alemania, estuvo en el poder el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores al mandode Adolf Hitler

(+Fotos) Así eran los más dolorosos y terribles experimentos que realizaron los nazis con humanos en nombre de la ciencia

Autor: Andrés Monsalve

Entre 1933 y 1945, en Alemania, estuvo en el poder el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores al mandode Adolf Hitler. Durante ese período, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, se llevó a cabo una brutal represión contra judíos, comunistas, homosexuales y gitanos.

La historia del nazismo es ampliamente conocida, pero hoy nos queremos detener en un aspecto más particular: los experimentos con humanos.

Durante el nazismo muchos médicos y científicos estuvieron involucrados en experimentos llevados a cabo en los campos de concentración. Lo cierto es que, en los juicios, solo 15 de los 23 que participaron en estos terribles experimentos con humanos fueron considerados culpables.

Congelación e hipotermia

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Las muertes y enfermedades causadas por el duro invierno que tenían que enfrentar los militares en el Frente Este llevó a los médicos y científicos nazis a investigar en profundidad los efectos para la salud del frío extremo, la congelación y la hipotermia.

Estos experimentos estuvieron a cargo del doctor Sigmund Rascher en los campos de Birkenau, Auschwitz y Dachau, y en 1942 presentó los resultados en una conferencia. En primer lugar se veía cuánto tiempo tardaba un cuerpo en congelarse hasta la muerte. En segundo lugar se investigaban estrategias para reanimarlo.

A las víctimas —jóvenes judíos, principalmente rusos— se los ponía en tinas de agua helada o desnudos a la intemperie en temperaturas menores a cero grados Celsius, con una sonda rectal que medía su temperatura corporal. La mayoría de los sujetos de investigación moría al llegar a los 25 grados Celsius.

Por otra parte, los experimentos para resucitar también eran crueles y dolorosos en aquellos que estaban a punto de morir. Las estrategias de reanimación eran varias: se los ponía bajo lámparas de rayos ultravioletas que quemaban la piel, se les irrigaba agua hirviendo que generaba ampollas, se los ponía en tinas con agua caliente cuya temperatura se iba aumentando, o hacían que una mujer «caliente» al hombre teniendo relaciones sexuales con él.

Experimentos genéticos

La raza aria era el objetivo de los nazis: cabello rubio, ojos azules, superhombres de una única raza en todo el mundo; quienes no cumplieran esas características debían ser exterminados.

Se llevaron a cabo decenas de investigaciones médicas para analizar la «pureza» de las razas humanas. El protagonista de muchos de estos experimentos fue el doctor Rascher.

En los campos de concentración se llevaron a cabo gran cantidad de experimentos genéticos para perfeccionar la raza y entender sus defectos. Entre los más conocidos fueron los experimentos de Josef Mengele con gitanos y mellizos. Mengele, llamado «ángel de la muerte» seleccionaba a sus sujetos apenas bajaban del tren en el campo de Auschwitz.

En el caso de los gemelos, Mengele los estudiaba por varios días y luego de todas las pruebas necesarias los mataba con una inyección de cloroformo en el corazón.

Otras pruebas espeluznantes

En los campos de concentración también se llevaban a cabo otro tipo de pruebas con extrema violencia: interrogaciones con tortura, inyecciones con virus de enfermedades, esterilización y experimentación de nuevas cirugías.

Por ejemplo, el doctor Kurt Heissmeyer inyectó la bacteria que causa la tuberculosis a prisioneros del campo de Neungamme. También se los expuso al gas fosgeno para encontrar un antídoto, ya que este había sido utilizado como arma biológica en la Guerra.

En muchos casos se mutilaba a un preso para trasplantar sus extremidades en otro. La idea era saber si se podían trasplantar extremidades, pero se hizo de forma tan cruel que muchas personas murieron, otras quedaron inválidas y el experimento no llegó a ninguna buena conclusión.

Otra loca idea fue la de Hans Eppinger, que buscaba una forma de hacer bebible el agua de mar. Se privó de comida y agua fresca a los gitanos y se los obligó a beber solo agua de mar, por lo que muchos desarrollaron graves enfermedades.

El envenenamiento por inyecciones o en la comida era común en los campos de concentración; así como también la inseminación artificial de las mujeres, de las que se burlaban diciendo que habían inyectado en ellas esperma de animales para crear un monstruo.

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