Así es por dentro el club donde los adultos se comportan como guaguas | FOTOS

En la vida real se ha encontrado un trastorno metal que para muchos no es muy común, pero que existe y se ha llegado ha formar clubes para enfrentar este padecimiento

Así es por dentro el club donde los adultos se comportan como guaguas | FOTOS

Autor: CVN
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En la vida real se ha encontrado un trastorno metal que para muchos no es muy común, pero que existe y se ha llegado ha formar clubes para enfrentar este padecimiento. Uno de ellos es el club de la autonepiofilia que concentra a hombres y mujeres que consideran su destino la infancia.

Esto significa que durante el día son conductores de camiones, contadores, maestros y demás profesiones; pero dentro de su espacio de esparcimiento les gusta reunirse con otras personas que literalmente se comportan como bebés, succionan chupones, usan talco para sus pañales y juegan como niños.

Para Sigmund Freud la infancia es destino pero, ¿Qué pasa cuando el destino es la infancia? Crecer no es fácil, eso lo sabemos, pero hay quienes se toman esto muy en serio.

Las fotografías de Polly Borland no son, en lo absoluto, pensadas ni montadas. Aunque parezca extraño, estas prácticas son usuales en diversos países de Europa.

Claro, de manera secreta. Gracias a un amigo, la fotógrafa contactó a Kim West quien le confirmó la existencia del Hush a Bye Baby Club situado en Gillingham, condado de Kent, Inglaterra.

Por lo delicado del tema y la confianza, le costó mucho afianzar la relación con ellos y que le permitieran fotografiar su intimidad.

Finalmente, era un grupo reducido y reservado que mediante tiempo y la confianza que ésta les generó, ellos le permitieron acceder a su vida.

Es importante mencionar que en este club no implica necesariamente en actividades de carácter sexual.

«Me encantó el hecho de que fuera tan surrealista, en primer lugar, y que era tan secreto», dijo la fotógrafa londinense para Creators, donde, además, recordó que las escenas también tenían un toque de “maldad”.

El trabajo documental de Borland es tan bueno que parece desaparecer. Es decir, sabemos que está ahí por ser la fotógrafa, pero no es perceptible su presencia. Tiene una capacidad de camuflaje que los personajes son exactamente como son cuando está ella y cuando no.

El libro está acompañado por un ensayo de Susan Sontag, quien, gracias a su extraordinaria sensibilidad como fotógrafa y escritora, supo encontrar las palabras precisas para hablar sobre este trabajo al que calificó como «particularmente dotado, autoritario e inteligente. Las fotos de Borland parecen muy conocidas, compasivas; Y demasiado cercano, demasiado familiar, para sugerir la curiosidad común».

«El título es “Los Bebés”. Más de uno. Un grupo. Una confraternidad, parece. Más que una de esas asociaciones o bandas o clubes. Un mundo. Un astuto y secuenciado álbum de imágenes nos introduce en este mundo. Sería poco tener una sola fotografía. O dos. O tres.»

«Primero vemos trozos de decoración. Un pequeño vestido de satén rosa. Un oso de peluche. Una hoja de cuna colorido. Impreso con animales mimosos. Luego, gradualmente, la presencia del ser humano. Un par de zapatos. Zapatillas de conejo. Un pie. Una rodilla.»

«Pasará un tiempo antes de que veamos caras. Algo no encaja. Los accesorios son los de la guardería. Pero la presencia es demasiado grande. Esperamos bebés. Estos parecen ser hombres adultos. La piel de los bebés, los bebés reales, son perfectos. Esta piel es áspera, manchada, peluda —aquí y allá un tatuaje—, los cuerpos principalmente flácidos o escamosos, y la cámara de Polly Borland los escudriña muy de cerca».

Vía Difundir

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