Fotos | El misterioso y prohibido valle de las pirámides en China que siempre han intentado ocultar

Las construcciones piramidales en el mundo antiguo -y en el moderno- se repiten en todos los continentes

Fotos | El misterioso y prohibido valle de las pirámides en China que siempre han intentado ocultar

Autor: Pato Lakes

Las construcciones piramidales en el mundo antiguo -y en el moderno- se repiten en todos los continentes. Las más conocidas, las egipcias, son solo un grupo de un vasto inventario de construcciones que buscaban «alcanzar el cielo», simulando la morfología divina que las montañas tuvieron para diferentes civilizaciones.

Guatemala, México, Perú y Sudán son algunos de los países que cuentan con este tipo de edificaciones, todas de diferente magnitud, tamaño y hasta construidas con materiales disímiles. Pero no serían las únicas naciones con edificios sorprendentes y antiguos, ya que China tendría las suyas. Tendría, en potencial, ya que a pesar de haber sido descubiertas hace más de un siglo -por lo menos para Occidente- se encuentran localizadas en una de las tantas «zonas prohibidas» del gran país asiático, por lo que su acceso, tanto para visitantes e incluso para los propios arqueólogos, está vedado. Solo las familias tradicionales que viven desde siempre en esas áreas tienen acceso directo, aunque no pueden subir ni excavar, para estos grupos rurales son solo una parte más del paisaje.

Sin embargo, las imágenes satelitales revelan que allí están. Un maravilloso valle de las pirámides, con alineaciones estelares sorprendentes, con leyendas y misterios, muchos.

De acuerdo a diferentes fuentes, las pirámides se encuentran en la llanura aislada y plana en la provincia de Shaanxi (literalmente «Paso de las montañas occidentales»), cerca de la antigua capital de Xi’an, principal centro turístico de la zona por sus famosos guerreros de terracota del emperador Qin Shi Huang, declarados Patrimonio de la Humanidad. Xi’an, antigua Sian-Fu, es mucho más antigua que Pekín (Beijing) y fue considerada en su momento la capital del Imperio, el ombligo de la civilización china.

El gran misterio de la «Pirámide Blanca»

De todas las construcciones del área, que serían según diferentes relatos entre 15 y 20, hay una que acapara el interés y que está envuelta en leyendas: la «Pirámide Blanca». La historia, el mito, la realidad oculta, comienza con un famoso aventurero, comerciante y agente de viajes Fred Meyer Schroder. El norteamericano fue el primer occidental en revelar al mundo la existencia de la construcción.

En 1912, Schroder recorría la zona de Shaanxi junto a un monje budista, llamado Bogdo, quien -según relata el norteamericano- le anunció que en el camino se cruzarían con un conjunto de pirámides antiguas, de unos tres mil años. Bogdo, además, le explicó que la historia de las pirámides solo aparece en documentos monásticos, aunque su leyenda es bien conocida por los locales.

Schroder estimó que la pirámide principal tenía al menos 300 metros de altura y 500 de cada lado, tales dimensiones darían a la estructura un volumen mucho mayor que la de la Gran Pirámide de Egipto, que mide 140 metros de altura.

«En el pasado, aparentemente estaban parcialmente cubiertos de piedras, pero éstos han desaparecido. Algunas piedras se encuentran en el fondo. Es una pirámide de tierra, con gigantescos barrancos en sus lados. Ellos fueron la razón por la cual las piedras se aflojaron y cayeron. Sus lados están parcialmente cubiertos de árboles y arbustos. Parece casi una colina natural. Recorrimos la pirámide, pero no descubrimos escaleras ni puertas», escribió Schroder en sus memorias, que en aquella travesía buscaba venderle armas a los mongoles.

Un año después, el viajero, arqueólogo y escritor francés Víctor Segalen llegó hasta la construcción cónica. Segalen, que realizó viajes arqueológicos a China en tres oportunidades (1909-1913; 1914-1915; 1917-1918), aseguró que también presenció la majestuosa estructura.

La «misión de Segalen» reveló más pirámides y tumbas a lo largo del río Wei. En ese momento, fueron fechadas como pertenecientes a la Dinastía Han (206 a. C. hasta el 220 d. C.).

El tercero -y quizá más famoso- avistamiento se produjo en 1945, cuando James Gaussman, un piloto del Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos, aseguró ver la misteriosa pirámide cuando sobrevolaba China con dirección a Assam, en la India.

«Volé en torno a una montaña y luego llegamos a un valle. Directamente debajo de nosotros había una gigantesca pirámide blanca. Parecía como si se tratara de un cuento de hadas. La pirámide estaba cubierta de un blanco brillante. Podría haber sido de metal, o alguna otra forma de piedra. Era blanco en todos los lados. Lo más curioso de todo fue su culminación: una gran pieza, como una joya. Me sentí profundamente conmovido por el tamaño colosal de la cosa», relató entonces Gaussman.

Dos años más tarde fue el turno de otro aviador, el coronel Maurice Sheehan, quien pudo sacar una fotografía. La historia del hallazgo, con la prueba fotográfica, fue publicada en The New York Times en marzo del mismo año y en Los Angeles Daily Express. Para Sheehan la formación medía unos 300 metros de alto, por unos 450 de largo.

A los pocos días, la agencia de noticias Associated Press recibió una carta de las autoridades chinas afirmando que «la existencia de tales pirámides no está respaldada por pruebas». Así, el hallazgo de Sheehan fue desacreditado, ya que «las fotografías no revelan marcas que nos permitan medir las verdaderas dimensiones. Su altura era probablemente una estimación incorrecta. Es probablemente una bóveda de entierro; definitivamente se parece a uno», dijeron los historiadores de época.

¿Pirámide o túmulo de entierro?

La rica historia China tiene una génesis, que está relacionada con las pirámides. Qin Shi Huang fue rey del estado chino de Qin del 247 a. C. hasta el 221 a. C. y después se convirtió en el primer emperador de una China unificada, del 221 a. C. al 210 a. C., reinando bajo el nombre de Primer Emperador o el Emperador Amarillo. Entre otras cosas, comenzó la construcción de la Gran Muralla al oír a un oráculo que profetizaba el ataque de un pueblo «bárbaro». Y en 1974 su figura volvió a emerger con el descubrimiento de su mausoleo subterráneo, donde se encuentran los 8 mil guerreros de terracota, en Xi’an.

De acuerdo al historiador Sseuma Ts’ien (135-85 aC), este «padre fundador» de China destruyó todos los escritos antiguos como un signo de la nueva era que surgía y solo algunos fueron salvados para ser resguardados en diferentes templos. Esto explicaría las palabras del monje budista Bogdo a Meyer Schroder, con respecto a que los relatos sobre la existencia de las pirámides solo pueden encontrarse en bibliotecas específicas del mundo religioso.

Para muchos historiadores modernos, la «Pirámide Blanca» no sería otra cosa que el túmulo de la tumba de . El Emperador exigió que tras su muerte sus tesoros fueran almacenados en las pirámides, así como también a los trabajadores que la erigieron, para que nadie pudiese revelar su ubicación, y todas las concubinas que no le dieron un hijo varón. De acuerdo al relato, allí se plantaron árboles y pasto para que pareciese una colina, tal como se puede apreciar en la actualidad.

Un misterio sin resolver

Varios investigadores, motivados por la leyenda de la Pirámide Blanca, intentaron encontrarla. Algunos aseguran que tuvieron suerte, otros, no. Uno de los afortunados fue el piloto neocelandés Bruce Cathie, quien aseguró que las autoridades chinas negaron la existencia de las pirámides en una carta oficial y que estas eran sepulturas de emperadores de la dinastía Han Occidental, posterior al Primer Emperador.

Cathie, autor de libros de ufología, escribió: «Los registros dan una versión diferente de la vida de los emperadores. Como las tumbas no han sido científicamente analizadas y no se han visto marcas en el terreno, es difícil formular conclusiones».

Otro investigador de misterios y lo paranormal, el alemán Hartwig Hausdorf, aseguró que en octubre de 1994 pudo escalar una de las pirámides del valle y llegó a contabilizar 20 construcciones del mismo estilo más, todas situadas en las inmediaciones. Hausdorf explicó entonces que a través de contactos en el ministerio tuvo el privilegio de llegar a esta zona prohibida

«Hablé con arqueólogos que al principio negaron que existieran pirámides, pero finalmente reconocieron que existían. Me sentí muy complacido cuando la misma gente me dio más permiso para entrar en otras «zonas prohibidas» cuando volví en 994. Era como si yo hubiera entrado en una colmena. Las fotografías que tomé en marzo y octubre de 1994 son la prueba que silenció cinco décadas de rumor. La mayoría de los científicos negaron la existencia de pirámides en China, pero cuando le mostré las imágenes no pudieron hacerlo más», comentó Hausdorf.

Para Cathie existe una conexión matemática entre las pirámides en China y las de Egipto. El número 16944 está presente dentro de la Gran Pirámide de Gizah, y hay 16944 minutos de arco entre la longitud de la Gran Pirámide de Gizah y la de la pirámide más alta de china. Además, asegura que la dispersión a lo largo del río le recuerda a la colocación de las pirámides en Egipto a lo largo del Nilo. De esta manera, concluye que «fueron construidas por las mismas personas».

Hausdorf, autor de Die Weisse Pyramide (La Pirámide Blanca), asegura que habló con Wang Shiping, fallecido profesor y director del Institute of Food Engineering of China Agricultural University, quien le aseguró que las pirámides efectivamente tienen una alineación astronómica y se podría fechar a 1.500-500 AC. Los registros de esa época narran la llegada de los emperadores que descendieron del cielo en dragones voladores. Y para Hausdorf no se debería rechazar esta teoría como un simple cuento de hadas.


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