¿La última quizás la haga sonreír?
Tess Christian se rehusa a tener arrugas en su rostro. Tanto, que decidió, 40 años atrás, no mostrar ni la más mínima señal de sonrisa o de estar pasándola bien. Los efectos físicos son notorios, sin embargo el daño psicológico de vivir una vida un tanto miserable sólo podrían notarse cuando uno habla con ella probablemente. Si bien su estrategia es más natural que el botox y resultó, las fotos grupales resultan ser un tanto extrañas y casi ridículas cuando uno sabe que la persona seria es ella.
1. A sus 50 años, es claro que el método funcionó
2. Con 19 años ya practicaba