Fotos | Mamá de tres hijos perdió 165 kilos pero hoy siente vergüenza de sí misma al estar desnuda por mal de «barriga de delantal»

Una mamá de tres hijos que increíblemente perdió 165 kilos ha admitido que estaba más feliz cuando era gorda, ya que el «barriga de delantal», ese exceso de piel que queda después de bajar muchos kilos le ha «arruinado su vida»

Fotos | Mamá de tres hijos perdió 165 kilos pero hoy siente vergüenza de sí misma al estar desnuda por mal de «barriga de delantal»

Autor: Pato Lakes

Una mamá de tres hijos que increíblemente perdió 165 kilos ha admitido que estaba más feliz cuando era gorda, ya que el «barriga de delantal», ese exceso de piel que queda después de bajar muchos kilos le ha «arruinado su vida».

Rachel Danton, de 36 años, originaria de Clitheroe, Lancashire, pensó que sería capaz de tener la piel flácida, que según ella pesa 6 kilos , después que le colocaron una banda gástrica hace nueve años.

Lamentablemente la operación anterior copó todo su seguro que era de 11 mil libras esterlinas, desde entonces le dijeron que tendría que hacer la extracción de piel sobrante en privado, lo que le cuesta 30.000 libras esterlinas más que no puede pagar.

Ahora, Rachel, que es ama de casa, se niega a permitir que su esposo John, de 37 años, un enfermero en salud mental, la vea o toque desnuda, y rara vez tiene relaciones sexuales porque es muy consciente de sí misma.

Ella dijo: «Mi exceso de piel es desagradable. La piel cuelga de mis brazos y tengo un ‘delantal’ de barriga que se posa sobre mis genitales. Me han dicho en cinco ocasiones distintas que no puedo eliminarlo por el seguro. Me han ofrecido terapia, he visto a un psiquiatra. Nada de eso funciona. Estoy completamente derrotada».

«Si hubiera seguido siendo obesa con 228 kilos, me habría matado. Pero cuando veo cómo me veo hoy y cómo se supone que debo vivir, me siento desesperada. A veces me pregunto si fue una buena idea».

Para lidiar con el aspecto de su cuerpo sin ropa, Rachel toma antidepresivos y se sometió a una terapia cognitiva conductual. Incluso se siente cohibida frente a sus hijos: Jack, 12, Max, ocho y Amy, cuatro.

«Hoy mi cuerpo luce como el de un hombre de 90 años, no una esposa y madre que deberían estar felices con su suerte a los 36», dijo Rachel.

 


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