Un niño que no se esperaba que viviera una hora después de haber nacido con el cerebro fuera de su cabeza acaba de celebrar su décimo cumpleaños.
Jamie Daniel, de Nuneaton, Warwickshire, que nació bajo de peso cuando el 11 de enero de 2008, no fue llevado a cuidados intensivos porque los médicos pensaron que no tenía esperanzas de sobrevivir.
Sin embargo, Jamie desafió las probabilidades y fue enviado a casa después de solo una semana.
A pesar de que los médicos insistían en que no se podía hacer nada para salvar a Jamie, quien sufría de encefalocele, su madre, Leanne Daniel, ahora de 40, se reunió con cirujanos en el Birmingham Children’s Hospital, quienes lograron extirpar el cerebro externo y cerraron la herida.
Aunque Jamie sufre de parálisis cerebal, problemas de aprendizaje y doble incontinencia, la Sra. Daniel lo describe como un «niño feliz y sociable».
Incluso ha estado con su novia Maddie, que tiene síndrome de Down, desde la recepción.
La Sra. Daniel habla en voz alta para combatir el prejuicio en torno a las personas con dificultades de aprendizaje y hacer que las mujeres sepan que complicaciones como esta pueden ocurrir durante el embarazo.
A pesar de sus complicaciones, Jamie adora la escuela, montar a caballo y mirar televisión, con Peppa Pig y Fireman Sam como sus programas favoritos.
La Sra. Daniel, que está separada del padre de Jamie, le dijo a la prensa internacional: «No creo que Jamie sepa que él es diferente de los demás, que no se molesta cuando la gente lo mira. Todos los que lo conocen lo aman».
La Sra. Daniel confía en su madre, con quien vive, para cuidar a Jamie y su hermana gemela Lucy, que es sana, mientras trabaja 30 horas a la semana en un papel de red de apoyo para niños con dificultades de aprendizaje.
Aunque a veces puede ser un desafío, la Sra. Daniel dice que su familia se ha adaptado para cuidar a Jamie.
Ella dijo: «No sé nada diferente, esta es mi vida, lo he hecho durante 10 años».
El cirujano de Jamie solo había visto otro caso de la enfermedad en 20 años.
Debido a la rareza del trastorno, los médicos no pueden decirle a la Sra. Daniel cuál será el futuro de Jamie, pero ella espera que algún día pueda vivir de forma independiente.
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