El artista marcial Francis Ngannou tuvo que vencer múltiples obstáculos fuera del ring antes de comenzar su carrera deportiva.
Con un demoledor uppercut izquierdo, Francis Ngannou enviaba este 2 de diciembre a su rival Alistair Overeem al nocaut en el primer asalto y se colocaba como el nuevo número uno de los pesos pesados de la Ultimate Fighting Championship (UFC).
Sin embargo, la biografía del ganador de esa contienda es una historia de innumerables luchas contra la pobreza y adversidades que el deportista debió vencer antes de poder dedicarse al deporte de manera profesional, según recoge el diario Marca.
Nacido en Camerún, Ngannou creció en medio de grandes dificultades económicas y en la adolescencia debió trabajar picando rocas para construir caminos en las colinas de su pueblo. Desde joven, esta futura estrella de las artes marciales mixtas era un gran admirador del pugilista Mike Tyson y soñaba con seguir sus pasos.
A falta de perspectivas en su país natal, a los 26 años Ngannou cruzó el estrecho de Gibraltar a bordo de una precaria embarcación y se trasladó a París (Francia). Sin embargo, el joven emigrante africano no tenía dinero, amigos ni un lugar donde alojarse, por lo cual durante meses debió sobrevivir en las calles parisinas en condiciones de indigencia, mientras recibía alimento de una ONG. «Los obstáculos eran incluso mayores que los que tenía en Camerún«, recuerda el luchador.
Su suerte cambió gracias un nuevo amigo, que le ofreció entrenar en su gimnasio de manera gratuita. Fue por ese entonces que el joven aspirante a boxeador se topó de manera casual con una escuela de artes marciales mixtas, una disciplina totalmente desconocida para Ngannou. A fines de 2013, el luchador «vagabundo» hizo su debut en este deporte con una victoria por sumisión
Desde entonces, la carrera de Francis Ngannou le valió el apodo «Depredador» («The Predator») y acumula un historial de 11 victorias, 7 de ellas por nocaut, y una sola derrota por decisión de jueces. A pesar de dedicarse a disciplinas diversas, Tyson continuó siendo una fuente de inspiración para el luchador, quien «solía ver vídeos de las mejores peleas» de su ídolo. «Observaba y me maravillaba su velocidad y fuerza, y siempre intentaba ver qué podía aprender de la forma en que se movía», confiesa Ngannou.
Tras la reciente victoria del luchador, se espera que próximamente este nuevo número uno del ranking de la UFC dispute el cinturón al actual campeón de los pesos pesados, el estadounidense Stipe Miocic.
Mientras tanto, Ngannou rompió el récord mundial de golpe de puño con mayor potencia. La prueba se realizó en el Performance Insitute de la UFC, encargado de estudiar el rendimiento de los competidores de la organización. Allí, con sus 1,93 metros de alto y 119 kilos de peso, el «Depredador» logró marcar 129.161 unidades, superando la plusmarca anterior de 114.000 unidades, perteneciente al competidor de kickboxing Tyrone Spong.