Hace más de un año, Francisca Merino anunció que se separaba de su entonces esposo, Claudio Labbé. La mayor causa fue que se vio involucrada en una millonaria estafa para cubrir deudas millonarias de la empresa agrícola de su exesposo y dos amigos: Sergio Jalaff y Mario Dabed.
Tras esto, Merino interpuso una querella en contra de él para así recuperar su dinero y sus terrenos.
Pero a pesar del mal rato, Francisca trata de salir adelante junto a sus hijos y asegura que hay gente que lo pasa mucho peor que ella. Y es por eso que en «Bienvenidos», programa del cual es panelista, decidieron preguntarle sobre este tema.
«Hay cosas peores, hay gente que sufre mucho más y yo soy una súper agradecida de la vida. Siempre agradezco desde lo más básico: vivir calentita, hasta lo más importante. Igual yo soy súper feliz, hay gente que se me acerca y me dice ‘Pancha ¿estás bien?’. La otra vez la Paz Bascuñán me dijo que me quería ver feliz, y yo le dije que estaba feliz, independiente de que mis planes familiares hayan fracasado… Creo que la vida me ha hecho ser otra, ahora estoy mucho más humana y más consciente», señaló la actriz.
Sin embargo, confesó que a veces se le hace todo más difícil, ya que está sola y tratando de sacar adelante a sus hijos: «Igual me cuesta, a veces me siento súper sola. De repente digo ‘qué ganas que esté mi papá como cuando tenía 60 años y que me proteja, que le pare los carros a este y que diga esta es mi hija’, como lo hacía cuando mis hermanas grandes se separaron, que llegaba a la casa y decía ‘tú no te preocupes, aquí estoy yo’, pero justo pasó todo esto cuando él se estaba muriendo».
Sobre sus hijos, señaló que para ellos ha sido complicado y que por eso decidió llevarlos a terapia familiar.
«Ayer fuimos los tres -yo y los dos mayores- a una terapia familiar con una sicóloga. Estamos mejorándonos de un proceso porque el de 14 está con síntomas de desconcentración y yo que fui de papás separados sé que nadie se puede concentrar con pena y con rabia (…) Fue súper lindo, hablamos los tres, lloramos, los dos mayores pelean mucho y ella los hizo mirarse y decirse cosas. Para mí ver eso me hizo sentir tan bien… Fue un día súper lindo», finalizó.
Tras esto, sus compañeros intentaron consolarla, para luego irse a comerciales e intentar calmarla.