Cuando un grupo de guardaparques en Kenia se encontró con un pequeño cuerpo gris tirado entre los pastizales, pensó lo peor. Se trataba de un bebé de rinoceronte blanco del sur, de apenas unas semanas de vida, extremadamente débil y que había sido abandonado por su madre debido a una anomalía congénita que presentó desde su nacimiento, llamada uraco persistente y que le impedía ponerse de pie y caminar.
Es bastante común dentro de los mamíferos silvestres, el hecho de que las madres abandonen a sus crías cuando nacen con problemas. Sin embargo, los guardaparques no iban a permitir que muriese de esa manera cruel, por lo que lo tomaron con cuidado y lo llevaron hasta las instalaciones del Centro de Conservación Animal Al Pejeta.
Lo rehidrataron con un concentrado de leche y agua, y así, en un par de horas estaba mucho mejor:
Ahora disfruta de que le rasquen la barriga y de 8 botellas de leche al día:
Ha logrado ponerse de pie y hacer lo que se consideraba imposible:
Esta dando sus primeros pasos ¿No es adorable?
Los veterinarios de este centro de conservación animal se preocuparán de ejercitar sus piernas y de cuidarlo, hasta que sea lo suficientemente fuerte como para volver a la naturaleza y su libertad. Recordemos que el rinoceronte blanco del sur está en peligro de extinción, y que de su pariente del norte, quedan tan sólo 3 ejemplares en el mundo y son incapaces de reproducirse.
Fuente: Upsocl