La publicación en las redes sociales chinas de fotos de unos tigres siberianos con claros síntomas de obesidad en la mayor reserva dedicada a este animal en China ha causado risas y chistes entre los internautas del país, pero también preocupación entre ecologistas que temen por la salud de los felinos.
Los tigres pertenecen al Parque de Tigres Siberianos de Harbin (extremo nororiental de China), el principal centro de conservación de este animal en peligro de extinción, y muestran a algunos de los felinos del recinto con vientres hinchados cual el de un hipopótamo y pliegues de grasa, muestra el diario South China Morning Post.
Las imágenes se publicaron coincidiendo con la celebración de la mayor festividad del país, el Año Nuevo lunar, una época de grandes banquetes familiares, por lo que muchos internautas bromearon y dijeron que los animales, como ellos, se habían pasado con la comida en las fiestas.
Sin embargo, también causó alarma entre asociaciones de conservación de la fauna, como la fundación Animals Asia, cuya directora, Karina O’Carrol, señaló en declaraciones al South China Morning Post que esa obesidad «era un peligro para los animales».
Como en los humanos, el sobrepeso puede llevar a los tigres a padecer dolencias cardiovasculares o en las articulaciones, afirmó O’Carrol, quien urgió a los responsables del zoo de Harbin a que pongan a dieta a los animales.
Los responsables de la reserva no tardaron en responder a través de diversas excusas, asegurando, por ejemplo, que la obesidad de sus animales no era para tanto, y que las fotografías habían sido tomadas en ciertos ángulos que engordaban a los retratados.
También subrayaron que en invierno, con temperaturas en esa zona del norte de China que pueden alcanzar los 30 grados bajo cero, los tigres siberianos comen más para hacer frente al frío, pero recuperan su forma cuando llega el calor de los meses estivales y se mueven más.
Pese a las excusas, la reserva ha cedido a las presiones y este fin de semana informó de que los tigres han comenzado a hacer más ejercicio, y para ello sus cuidadores se han convertido también en una suerte de monitores de gimnasio.
Como los tigres tienden a seguir el vehículo del cuidador cuando éste entra en el recinto para alimentarles, han decidido en los últimos días dar varias vueltas con el auto dentro de la zona de los felinos, para que así éstos anden más y quemen algo de grasa.
El tigre siberiano (o del Amur), más grande que su pariente del sur de Asia (el de Bengala), vive en zonas naturales de la península de Corea, el noreste de China y el lejano oriente ruso, aunque su población total en estado salvaje es inferior al medio millar.
La reserva de Harbin, donde nacen unos 90 cachorros de tigre cada año, es uno de los principales esfuerzos del Gobierno chino por evitar la extinción del animal, que en este país recibe el nombre de «tigre del noreste chino».