Uno de los asesinos en serie más mortíferos de la historia fue un hombre de familia casado que logró exprimir 218 asesinatos acreditados (y hasta 250) mientras trabajaba como un popular médico británico. Harold Shipman comenzó su ola de asesinatos en 1972, y se cree que mató al menos a 71 pacientes mientras trabajaba en su primera práctica. Duplicó ese número en una segunda práctica a la que se unió después de chocar con colegas. Ellos lo encontraban arrogante, brusco y con exceso de confianza.
Finalmente, en 1998, tanto un empresario de pompas fúnebres local como otro médico notaron la cantidad inusualmente alta de certificados de cremación que Shipman firmó. También notaron sorprendentes similitudes en los propios pacientes fallecidos recientemente; la mayoría eran ancianas que fueron encontradas sentadas y completamente vestidas, no en la cama como suele ser el caso de los enfermos graves.
A pesar de estas pistas, esta investigación inicial se manejó de mala calidad, lo que permitió a Shipman matar tres veces más. La suerte de Shipman se acabó más tarde ese año. La hija de su última víctima, la abogada Kathleen Grundy, afirmó que no solo mató a su madre, sino que también trató de crear un nuevo testamento falso, nombrándolo como su único beneficiario.
A diferencia de sus víctimas anteriores, a Grundy no lo incineraron y una autopsia reveló niveles letales de diamorfina (la droga que Shipman usó para la mayoría de los asesinatos). Lo acusaron formalmente de 15 asesinatos y fue declarado culpable y sentenciado a cadena perpetua sin libertad condicional en 2000.
Shipman murió en 2004, después de suicidarse en su celda. Nunca admitió ninguno de los asesinatos.
Con información de History.com
Foto: Agencias
Recuerda suscribirte a nuestro boletín
📲 bit.ly/2T7KNTl
📰 elciudadano.com
Hazte socio 👍
Con tu donación aportas a la sostenibilidad económica y existencia de este medio.
Elige cómo quieres aportar a la existencia y financiamiento colectivo de este medio!
Reveniu 
