¡Es asombroso! Los palacios son construcciones imponentes y preciosas en las que estamos a acostumbrados a ver materiales tradicionales como el mármol, pero en esta oportunidad te vamos a contar sobre un palacio muy particular. Fue hecho de una forma insólita y llena de arte pero lo mejor es la gran lección que podemos aprender a través de su construcción.
El protagonista de esta historia es un cartero llamado Ferdinand Cheval, era francés, hijo de un granjero. Trabaja como cartero y cada día recorría 33 kilómetros para repartir la correspondencia. Este joven soñaba con vivir en un palacio, pero era muy humilde para costear un lujo como ese.
Sin embargo, no tenía límite para cumplir su sueño y un día el tropiezo con una piedra lo inspiró a que ella fuera la primera pieza de su palacio. Los recursos para construirlo serían más piedras, conchas y guijarros que encontraría en el camino de regreso a casa luego de trabajar.
Todos los días su mochila se vaciaba de cartas, y luego se llenaba de piedras. Al terminar su trabajo se dedicaba a ensamblar las conchas con cemento, cal y un mortero y así fue construyendo las bases de su futuro hogar. Cada noche, iluminado con una lámpara de aceite Ferdinand se dedicaba con mucho amor y en soledad a construir su sueño. La mochila se hizo pequeña y trasladaba los materiales en una carretilla. Transcurrieron 33 años para que terminara su gran trabajo.
Ferdinand no había recibido ninguna formación de arte, pero hoy es uno de los máximos exponentes de la arquitectura surrealista. Ese palacio se conoce aún como “Palais Ideale” y está en Châteauneuf-de-Galaure, un pueblecito del sur de Francia.
En el palacio se puede apreciar la influencia de la arquitectura cristiana y en especial la hindú, Ferdinand atrajo la atención de varios artistas de la época como Pablo Picasso. En el año 1924 falleció y fue enterrado en ese lugar.
Posteriormente en el año 1969 el “Palais Ideale” fue declarado de interés histórico, y tiempo después Ferdinand recibió un merecido homenaje póstumo en reconocimiento a su creación. A pesar de que no tenía conocimientos para arquitectura y mampostería él demostró que tenía grandes habilidades, realizó un trabajo grandioso y digno de admiración.
Pero además de construir un majestuoso palacio este gran artista nos dejó un legado muy importante: una lección de perseverancia, porque supo aprovechar los recursos que tenía, no descansó ni un solo día para cumplir su sueño aunque estuviera cansado, sin compañía y con apenas un poco de luz luchó hasta el final y el resultado fue fantástico.
Su ejemplo debemos aplicarlo en nuestra vida diaria, valorar lo bueno que encontremos en el camino, aprovechar nuestros recursos y nunca desistir. ¡Compártelo!
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