Un perro tenía un clavo martillado en su cráneo antes de que fuera enterrado vivo en un caso impactante de crueldad animal.
Dos hombres se declararon culpables de cargos de crueldad animal hoy después de que el pequeño terrier, llamado ‘Scamp’, fue encontrado por caminantes en Kirkleatham Woods en Redcar.
Richard Finch, de 60 años, y Michael Heathcock, de 59 años, ambos admitieron cargos relacionados con la muerte del perro en el Tribunal de Magistrados de Teesside.
Heathcock, de Ontario Crescent, se declaró culpable de haber clavado un clavo en el cráneo de Scamp así como de no brindar atención veterinaria y atención al perro.
Su amigo, Finch, de Geneva Drive, admitió asistir en el acto. John Ellwood, acusando a la RSPCA, advirtió a los magistrados que era un caso «extremadamente angustioso».
El veterinario que vio por primera vez al perro lesionado dijo que era el peor caso de crueldad animal que había visto nunca. Se calculó que se necesitaron seis golpes para clavar el clavo en el cráneo del perro.
Los dos hombres dijeron a la policía que el perro era ciego, sordo y que estaba ido, por lo que “sentían que era lo correcto de hacer”.
Ellwood dijo a la corte: “Ellos decidieron llevar al perro a Kirkleatham Woods y acordaron que el señor Heathcock metería un clavo en el cráneo del perro.
Heathcock, que había sido dueño del perro durante 16 años, mató a su mascota mientras Finch vigilaba. Dijo a los oficiales que el perro era incontinente y que su casa «había comenzado a oler» y que «algo tenía que hacerse». Creyó que el perro había muerto antes de enterrarlo, según dijo.
Los hombres, hostigados fuera del tribunal por animalistas, dijeron estar “completamente avergonzados” de sus acciones, y declararon que su intención no fue causar sufrimiento innecesario a Scamp.
El pobre Scamp, al menos, ahora no está sufriendo. El caso de estos dos hombres fue aplazado.
Fuente: Metro