Anton Gudim es un historietista ruso que tiene una particularidad: hay que darle dos lecturas a su trabajo. A través de sus ilustraciones, el dibujante toma las trivialidades de la sociedad actual para quienes se dan el tiempo de pensar un poco más allá. Es humor sencillo, pero con pequeñas trampasñ
Pues no se entienden quizás a la primera vez, pero sí después de un poco de observación. Finalmente, transforma una crítica en humor, dándole algo de absurdo a situaciones que muchos se toman en serio hoy en día.
Usa referencias tanto clásicas como modernas, para generar una carcajada que va dirigida a nosotros mismos, y también al mundo que nos rodea. Pero el que ve estos dibujos debe ser un lector informado: alguien que comprenda nuestra sociedad moderna y cómo lo digital nos ha «acabado».
Su función termina siendo doble: una crítica, y un chiste, por así decirlo, al mismo tiempo.