Johnny Depp parece no levantar cabeza. Hace poco más de una década, la vida del actor era maravillosa y envidiada por muchos. Cuando no estaba grabando en una de sus suntuosas propiedades, se encontraba en alguna premiere de cine, presentando alguna de las películas que protagonizaba que, por lo general, hacían saltar la taquilla. Pero, tras separarse en 2012 de la actriz y cantante francesa Vanessa Paradis y empezar una relación con Amber Heard, su caída, tanto personal como profesional, empezó a hacerse evidente.
El supuesto maltrato, físico y psicológico, que denunció su ex pareja hizo mella en la reputación del hasta entonces prestigioso actor. Con la polémica, parte de su entorno aprovechó para hacer público otros trapos sucios, entre ellos los graves problemas legales con sus ex administradores, que aseguraron que la estrella de cine gastaba más de dos millones de dólares al año.
Pese a su decadencia, se le dio la oportunidad de participar en un papel, Asesinato en el Orient Express, cuya presentación mundial tuvo lugar el pasado jueves. Los seguidores de Depp esperaban su llegada, para intentar cambiar el mal sabor de boca que dejó su polémica la última vez. Pero, lejos de mejorar su imagen, la estrella de cine llegó a la alfombra roja de Londres con evidentes muestras de estar bebido.
Sus compañeros de reparto, entre los que destacan Judi Dench, Penélope Cruz, Kenneth Branagh y Michelle Pfeiffer, esperaban pacientes la llegada de su compañero. Apareció un tiempo después, bamboleándose de un lado a otro y con la ayuda de su guardaespaldas, que le guió a lo largo del recorrido sin soltarle en ningún momento. El aspecto del protagonista de Piratas del Caribe parecía impecable, sin embargo sus andares delataban que no es oro todo lo que reluce.
El rumor y el cuchicheo de los asistentes se confirmaban lo evidente, y es que el intérprete tuvo una gran noche el día anterior a la gala, que se prolongó hasta el mismo día de su presentación del filme. Pero la historia no acabó aquí, pues Depp decidió no acudir a la fiesta posterior al estreno. Podría ser por su evidente estado de embriaguez, pero algunos medios británicos han asegurado que el actor se disculpó con el resto del elenco diciendo que “le esperaban dos rubias”.
No es la primera vez que el intérprete llega a una alfombra roja con signos de embriaguez. Sólo hace falta consultar Internet o alguna que otra hemeroteca para comprobar que ha acudido más que alegre a otros estrenos.