Antonio Vicente hijo de campesinos, tenía un sueño casi “imposible”, pero nada lo detendría, algún día lo haría realidad, este sueño comenzó a crecer en su corazón desde pequeño. El veía con tristeza cómo iban desapareciendo la selva, los bosques, los animales, los ríos y esto le causaba una profunda tristeza. ¿pero, qué podría hacer el? no tenía dinero.
“Cuando yo era niño, los campesinos cortaban los árboles para crear pastizales y por el carbón. El agua se secó y ya no regresó”, dijo Vicente
“Yo pensé: ‘el agua es valiosa, nadie fabrica agua y la población no deja de crecer. ¿Qué va a pasar? Nos quedaremos sin agua.” dijo Vicente
Realizando el sueño, de la Selva propia:
A los 14 años se fue a la ciudad, trabajó duro como herrero, se sacrificó mucho, y lo hizo por varios años y un día decidió que ya era tiempo de hacer realidad su sueño, vendió todo lo que tenía y aprovechando una oferta que daba el gobierno, en el año de 1973, logró comprar 30 hectáreas en una región de montañas bajas, cerca de San Francisco Xavier, una localidad de unos 5.000 habitantes. En Sao Paulo, Brasil
El gobierno militar las vendía baratas y ofrecía facilidades de crédito para invertir en tecnología agrícola, con la intención impulsar la agricultura. Pero Antonio tenía en mente exactamente todo lo contrario, al fin haría realidad su sueño, crearía su propia selva,
Esta es una historia sorprendente Lo llamaban loco, nadie creía en lo que decía, se burlaban de él, la gente no pensaba en el futuro, solo Vivian el día a día.
“Cuando empecé a plantar, la gente me decía: ‘No vas a poder comer las semillas, porque la planta tarda 20 años en dar frutos”, cuenta Vicente
Pero Antonio no era como ellos, él tenía sus ojos puestos en su sueño, él ya veía los árboles, los animales, los ríos, el ya veía a las futuras generaciones alimentándose de su Selva.
“Yo les decía: ‘Voy a plantar estas semillas, porque alguien plantó las que estoy comiendo ahora. Así que las plantaré para que otros las coman.”cuenta Vicente
Al principio fue muy difícil cuenta Antonio, no tenía nada, termine mudándome debajo de un árbol para vivir allí. Comía sándwiches de plátano en el desayuno, almuerzo y cena.
Antonio empezó plantando uno por uno, cada uno de los árboles que hoy forman este bosque lluvioso tropical de cerca de 50.000 árboles.
En un momento “terminé viviendo bajo un árbol porque no podía pagar la renta. Me bañaba en el río y vivía bajo el árbol rodeado de zorros y ratas. Juntando muchas hojas me hice un cama y dormía allí”, cuenta Vicente
Antonio Vicente ahora tiene 84 años, ha pasado los últimos 40 años reforestando su tierra, trayendo la vida de vuelta a un área que fue arrasada por la tala indiscriminada, árboles quemados para hacer carbón y pastoreo de ganado intensivo.
Ahora Vicente con su sueño realizado, disfruta del paisaje, disfruta del lago, de la naturaleza en su plenitud, todo valió la pena, los esfuerzos rindieron frutos, se ha logrado recuperar esta maravillosa selva, ahora han regresado diferentes especies como tucanes, jabalíes, roedores e incluso jaguares y ocelotes. Un verdadero ejemplo, de que los sueños se hacen realidad, si trabajamos duro y no nos rendimos aunque nos digan LOCOS.
“En 1973 no había nada, como puedes ver. Era todo un pastizal. Mi casa es más hermosa que lo que ves aquí, pero hoy no podrías tomar una fotos desde ese ángulo porque la tapan los árboles, que son tan grandes”, dice Vicente