Ubicado en el desierto de Karakum, en Turkmenistán, el cráter de Darvaza, conocido como la puerta del infierno, atrae a cientos de turistas por sus infernales llamas.
No obstante, este siniestro cráter de 69 metros de diámetro y 30 metros de profundidad no es obra de la naturaleza. Se creó en 1971, cuando una expedición de geólogos soviéticos llegó a la zona en busca de gas natural, pero la tierra «se tragó» la perforadora, después de lo cual decidieron prender fuego al cráter, según relató a Sputnik el viajero Alexéi Kamerzánov.
Más de cuatro décadas después, «la puerta del infierno» sigue ardiendo debido a una gran cantidad de gases dentro del pozo.
En mayo de 2015, el explorador canadiense George Kourounis se convirtió en la primera persona en descender al fondo, ataviado con un traje térmico. Tomó muestras del suelo y confirmó que hay organismos viviendo en él, a más de 400 grados.
Otros lugares donde la tierra arde
Brennender Berg (Alemania): En 1688, un depósito de carbón subterráneo comenzó a arder. Las causas no están claras, aunque probablemente se debió por compresión del mineral.
Monte Quimera (Turquía): Se trata de un conjunto de fisuras en la roca por donde se filtra gas metano que alimenta el fuego.
Baba Gurgur (Irak): Lleva ardiendo desde hace alrededor de 4.000 años. Se trata de un cráter en el centro de un rico campo petrolífero por el que se filtra gas.
Montaña de fuego de Yanar Dag (Azerbayán): Es un pequeño monte donde la ladera arde de forma permanente con llamas de hasta tres metros de altura.
Montaña de fuego de Wingen (Australia): Tiene el récord de ser el depósito de carbón ardiente más antiguo del planeta. Lleva en llamas desde hace 6.000 años.
Centralia (Estados Unidos): En 1962, un incendio intencionado en una fosa para quemar basura prendió una veta expuesta de carbón en la mina de Centralia.
Jharia (India): En el siglo XIX comenzaron a explotarse las minas de carbón cercanas a la ciudad. El primer incendio del que se tiene constancia data de 1916.
Cueva de agua y fuego de Guanziling (Taiwán): En realidad no es una cueva, sino una pared de roca que tiene la rara combinación de albergar en su interior un manantial de aguas termales y otro de gas natural.
Llama de Chestnut Ridge Park (Estados Unidos): Su origen está en un depósito de gas a 400 metros de profundidad.
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