El mundo se llena de esperanza tras conocer que cuatro embriones del rinoceronte blanco del norte han sobrevivido hasta la fase de blastocito (étapa temprana del desarrollo embrionario) y, gracias a los avances de la tecnología, esta especie se encamina a evitar su extinción mediante la reproducción asistida.
El director del laboratorio de biotecnología Avantea, Cesare Galli, expresó que «el embrión que hemos producido es de buena calidad. Si fueran embriones de caballo tendríamos un 50% de posibilidades de convertirlos en potros. Con los rinocerontes habrá dificultades debido al tamaño de los animales”.
Sin embargo, el especialista señaló que aunque las técnicas veterinarias están muy adaptadas para cada animal, «lo que funciona para una especie no siempre lo hace en otra».
La historia comienza con la muerte en Sudán, en marzo de 2018, del único macho de rinoceronte blanco del norte. Previamente, los científicos habían tomado la precaución de congelar los espermas del espécimen.
Proceso de gestación
Actualmente, se encuentran dormidas en el suelo de varios zoológicos europeos, 11 hembras de la subespecie del sur, de ellas se han extraído 79 células reproductoras (ovocitos). En el laboratorio las han cruzado con el esperma congelado de dos machos de la subespecie del norte y sólo cuatro embriones han sobrevivido hasta la fase de blastocito, todos ellos del mismo macho.
Una de las dos únicas hembras del norte que aún están vivas también se ha sometido a la extracción de ovocitos, pero de ella no se ha conseguido aún ningún embrión.
Al respecto, Galli manifestó la dificultad que enfrenta el proceso reproductivo. «Estamos teniendo problemas políticos para acceder a estas dos hembras que están en Kenia. Las autoridades keniatas no nos permiten llevar los ovocitos a Italia».
¿Qué sigue?
El siguiente paso será implantar los embriones híbridos en una hembra del sur, como una especie de maternidad subrogada de la que depende toda la subespecie del norte. «El mes que viene comenzaremos a abordar el problema de la transferencia de embriones», aseguró Galli.
Anteriormente, la metodología ha producido un beneficio en los programas de mejora genética de tres mamíferos en peligro de extinción: el panda gigante, el hurón de pies negros y el elefante asiático.