En 1983 se estrenaba la película Juegos de Guerra (WarGames), que trataba de un juego de ordenador con el potencial de empezar una guerra termonuclear. Lo más sorprendente es que este escenario tiene más de verdad que de ficción, porque en 1979 los programadores en NORAD casi empiezan la Tercera Guerra Mundial cuando accidentalmente iniciaron una simulación de ataque soviético.
En la madrugada del 9 de noviembre de 1979, Zbigniew Brzenzinski, el consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter de EEUU, fue despertado por una horrible llamada. De acuerdo con el NORAD, la Unión Soviética acababa de lanzar 250 misiles en dirección a suelo americano. Poco después de esta primera llamada Brzenzinski recibió otra informándole que ahora eran 2.200 misiles. Había llegado el momento que todo americano más temía en esta época de incertidumbre producida por la Guerra Fría. Y los altos mandos estadounidenses no tenían ningún plan para comunicárselo al pueblo.
Brzenzinski ni siquiera se molestó en despertar a su mujer. Asimiló que él y todas las personas que conocía estarían pronto muertas, así que no tenía sentido molestarla. Uno sólo puede imaginar el funesto panorama que ocurriría en un mundo devastado, pero Brzenzinski en esos momentos de incertidumbre pensó en cuál sería su siguiente paso.
En una entrevista con un bibliógrafo, Brzenzinski le dijo que si esos acontecimientos estaban pasando de verdad, en media hora tanto él como sus seres queridos y la mayor parte de América dejarían de existir, por lo que tenía que asegurarse sin lugar a dudas de que realmente se estaba produciendo un ataque por parte de la Unión Soviética, ya que si era así, sus adversarios comunistas caerían con ellos.
Pero Brzenzinski quería tener la confirmación antes de llamar al Presidente y lanzar los misiles a los soviéticos. Ya se habían producido antes otras falsas alarmas, pero esta parecía ser legítima. Afortunadamente, antes de que pudiera avisar al presidente Carter, recibió una tercera llamada en la que se le informaba de que ningún otro sistema estaba detectando señales del ataque. El NORAD podría seguir vigilando de cerca los cielos, pero esto era otra falsa alarma.
¿Cómo pudo pasar?
Un ordenador que estaba simulando un ataque nuclear por parte de la Unión Soviética había transmitido el simulacro a través de la red del NORAD. Aterradoramente, el NORAD y todo el mundo, confundió su propio simulacro como un ataque real. Y aunque en el momento no se avisó al presidente, se desencadenaron otras acciones. Diez jets despegaron como preparación a esta posible guerra. En un avión especialmente preparado también debería ir el presidente para dar las instrucciones de mando durante este estado de emergencia, pero la aeronave despegó sin él. Este era un plan que se había ideado durante los años 60 en previsión a este tipo de escenario.
Cuando todo este asunto se le notificó a la prensa, se intentó quitar hierro al asunto y alegando que no supuso una amenaza real para América, aunque no se les dijo que al consejero de Seguridad Nacional se le había informado del falso ataque en tiempo real.
Sin embargo, esta no sería la última vez que el mundo estuviera amenazado con destruirse por falsas alarmas. Aunque se invirtieron en 16 millones de dólares en construir una instalación para NORAD para llevar a cabo simulacros de ataque y así evitar esta terrorífica situación, se siguieron produciendo más alarmas en los años venideros, tanto en EEUU como en la Unión Soviética.
Una de las alarmas más conocidas se produjo en 1983 cuando un teniente moscovita recibió un aviso de que ICBMs americanos se dirigían hacia Rusia. En ese momento decidió no lanzar un contraataque que salvó a la humanidad de la destrucción. Los daneses hicieron una película conmemorando este evento, pero este teniente no sería ni el primer ni el último hombre en merecer el título que lleva dicha película “El hombre que salvó al mundo”