Esta es la experiencia de un redactor del Huffington Post intentando encontrar el mejor método para cortar cebolla sin llorar:
Mi mejor amiga, Chloe, odia tanto cortar cebolla que ella cree que, si Dios existe y tiene un gusto dantesco por los castigos personalizados, acabará siendo condenada a cortar cebolla durante toda la eternidad en el más allá. A ella el sabor de la misma le da igual, así que nunca la corta por voluntad propia.
Pero a mí sí que me gusta el sabor de la cebolla. No me gusta mucho cruda, pero sí caramelizada, frita, o como base del sofrito de las lentejas, del chili o de las costillas. Así que yo sí corto cebolla frecuentemente, aunque no muy felizmente.
Una vez, después de que los ojos empezaran a picarme y a llorarme con una maldad inusual, puse en Google «cortar cebolla sin llorar» con la esperanza de que algún Edison moderno hubiera inventado algo útil. Pero no encontré nada de eso. Pero sí que encontré un montón de soluciones potenciales y vi que generaciones y generaciones de cocineros llorosos habían desarrollado decenas de métodos para detener las lágrimas.
Así que decidí probar 15 métodos y productos de los que encontré. Corté una cebolla amarilla orgánica con cada uno de los métodos, esperando unos minutos entre cada una de las pruebas para anotar los resultados y para que se restablecieran mis conductos lagrimales. Después, volví a repetir las pruebas utilizando cebolla blanca y cebolla roja para asegurarme de que los resultados eran los mismos que al utilizar cebollas amarillas.
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Mi método (también conocido como «el método control»)
Rebecca Orchant/The Huffington Post
Método: cortar la cebolla utilizando un cuchillo de chef sin afilar y una tabla de cortar normal.
Resultado: ligero dolor y lagrimeo después de estar un minuto cortando, pero, como es la primera cebolla, nada demasiado grave.
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Afilar el cuchillo
Joe Satran/The Huffington Post
Método: un editor de Gastronomía del Huffington Post Estados Unidos afiló el cuchillo siguiendo un método casero, utilizando la parte de abajo de una taza de cerámica. Entonces, corté la cebolla de la misma manera que antes.
Resultado: es algo más fácil cortar la cebolla con un cuchillo afilado, pero es prácticamente igual de molesto. Empecé a llorar a los dos minutos.
Nota: ya lo hemos intentado, pero no se puede desafilar un cuchillo, así que el cuchillo está afilado en el resto de pruebas.
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Poner la cebolla en remojo
Joe Satran/The Huffington Post
Método: pelar la cebolla, cortarla a la mitad y dejarla en remojo durante una hora antes de cortarla.
Resultado: este método reduce el lagrimeo, pero no lo elimina por completo. Además, las cebollas ya cortadas quedan un poco aguachentas y necesitas una hora de antelación para poder preparar la cebolla.
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Congelar la cebolla
Joe Satran/The Huffington Post
Método: mete la cebolla en el congelador una hora y media antes de cortarla.
Resultado: funciona perfectamente. Ni me dolieron ni me lloraron los ojos cuando corté esta cebolla. Aunque, una vez más, la cebolla cortada estaba fría, cosa que puede ser un problema si se va a servir cruda o si se va a cocinar con otros ingredientes. Además, también necesitas mucha antelación para preparar la cebolla.
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Dejar el centro para el final
Joe Satran/The Huffington Post
Método: corta la cebolla de manera que dejes el centro intacto el mayor tiempo posible, como
en este vídeo del Culinary Institute of America.
Resultado: funciona bien, aunque lloré un poco. No requiere antelación, pero es una técnica difícil: hay que tener cuidado para evitar cortar la raíz de la cebolla.
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Cortar la cebolla debajo del grifo
Joe Satran/The Huffington Post
Método: abre el grifo y corta la cebolla bajo el chorro de agua.
Resultado: me sentí como un idiota poniéndome a cortar la cebolla debajo del grifo, pero admito que funcionó. No lloré en absoluto. Lo único es que este método añade un montón de problemas nuevos: se me entumecieron los dedos por culpa del agua fría, no era capaz de cortar con mucha precisión y, al final, la cebolla cortada queda aguachenta.
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Echar vinagre en la tabla de cortar
Joe Satran/The Huffington Post
Método: echa vinagre blanco por toda la tabla antes de cortar la cebolla.
Resultado: solo parece ser útil para desperdiciar el vinagre y dejar un leve saborcillo ácido a la cebolla.
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Echar sal al cuchillo
Joe Satran/The Huffington Post
Método: humedece el cuchillo y después esparce un poco de sal por la hoja antes de cortar la cebolla.
Resultado: la sal hace que la cebolla suelte mucha más agua de lo normal, aunque, curiosamente, hace que se reduzca un poco el lagrimeo. Pero no mucho.
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Comer chicle
Joe Satran/The Huffington Post
Método: come chicle mientras cortas la cebolla (en mi caso, he escogido chicles de sabor hierbabuena).
Resultado: este método no fue útil en absoluto. Incluso me resultó extrañamente difícil concentrarme en masticar el chicle y cortar la cebolla al mismo tiempo.
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Sujetar un trozo de pan con la boca
Bonnie Kavoussi/The Huffington Post
Método: sujeta un trozo de pan con la boca y que sobresalga mientras cortas la cebolla.
Resultado: sorprendentemente, esto no sirve para nada. Solo para hacerme parecer idiota mientras cortaba la cebolla.
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Encender una vela
Joe Satran/The Huffington Post
Método: enciende una vela cerca de la tabla de cortar antes de empezar a cortar la cebolla.
Resultado: sorprendentemente, funcionaba. Y es relativamente fácil de hacer. La llama de la vela se iba haciendo más grande y brillante a medida que cortaba; puede que eso indicara que estaba quemando las sustancias irritantes de la cebolla.
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Usar gafas para cortar cebolla
Joe Satran/The Huffington Post
Método:
ponte unas gafas específicas para cortar cebolla.
Resultado: si empiezas a cortar la cebolla con las gafas puestas, funcionan estupendamente. Pero si empiezas a cortar sin ponerte las gafas, cortas un poco y luego te las pones, son un terrible error. En este caso, hicieron que los ojos me picaran más aún. Puede que al disminuir la circulación de aire de la zona se intensificara el efecto lacrimógeno de las sustancias irritantes de la cebolla.
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Usar gafas de natación
Joe Satran/The Huffington Post
Método: pensé que las gafas para cortar cebolla no sujetaban lo suficiente, así que probé con las gafas de natación.
Resultado: era como llevar las gafas para cortar cebolla, pero con resultados intensificados. Es decir, si te las pones antes de empezar a cortar la cebolla, estarás protegido al 100%, pero, si te las pones cuando ya has empezado a cortar, vas a llorar más que cuando se murió Mufasa.
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Utilizar un cortador de verduras
Joe Satran/The Huffington Post
Método:
utiliza un cortaverduras como este.
Resultado: los tres métodos en los que se utilizan aparatos de cocina comparten una desventaja: hay que pelar y cortar por la mitad la cebolla antes de poder utilizarlos, cosa que puede hacer que se te escapen algunas lágrimas. Pero este en concreto no funciona bien. El problema ya no es que llores un poco, es que la cebolla no queda bien cortada.
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Utilizar un cortacebollas
Joe Satran/The Huffington Post
Método: utiliza
un cortador diseñado específicamente para cebollas como este.
Resultado: aunque tiene las mismas desventajas que los otros aparatos, es el que mejor funciona. Haciendo presión con el codo, conseguirás una cebolla cortada de manera limpia y delicada, y sin lágrimas en absoluto. El único problema es que es un poco difícil de limpiar. Aun así, es el ganador.
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Utilizar una picadora de verduras eléctrica
Joe Satran/The Huffington Post
Método: pela la cebolla y
métela en una picadora de verduras como esta.
Resultado: esta picadora (que es básicamente una microbatidora) era tan pequeña que tuve que cortar la cebolla en cuartos en vez de en mitades para que cupiera. Aun así, las cuchillas tenían problemas para lidiar con un objeto del tamaño de un cuarto de cebolla. Para cuando había echado la cebolla entera, los primeros pedazos se habían troceado tanto que se habían convertido en una especie de puré. Dicho esto, no lloré al pelar ni al partir la cebolla en cuartos.
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Conclusión
Rebecca Orchant/The Huffington Post
La mayoría de los métodos que probé ayudaban a disminuir las lágrimas que provoca la cebolla, pero muchos de ellos tenían grandes desventajas. Un cuchillo afilado marca la diferencia, así que afila los cuchillos regularmente, si puedes. Si eres hábil con el cuchillo, dejar el centro para el final también marca la diferencia. Si no te importa que la cebolla cortada esté fría, adelante: congela la cebolla antes de cortarla. Encender una vela también resultó ser un método sorprendentemente efectivo para acabar con las lágrimas. Aunque, si no te gusta utilizar el cuchillo, el cortador diseñado específicamente para cebollas funciona muy bien.
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Consejo extra
Joe Satran/The Huffington Post
He cortado casi nueve kilos de cebollas para realizar este experimento y probar los diferentes métodos. Esta foto muestra la mitad de las cebollas que corté. Y a mitad de camino de la realización de mi experimento —cuando ya había probado todos los métodos y productos una vez e iba a repetir el proceso con los otros tipos de cebolla— noté algo raro. Las cebollas no me estaban haciendo llorar tanto. Ni siquiera cuando probaba los métodos que peor funcionaban. Mis ojos parecían haber desarrollado una resistencia a los efectos de las sustancias irritantes de la cebolla. Así que, si vas a tener que cortar un montón de cebollas sin tener acceso a ninguno de los métodos que he probado, puedes consolarte con eso.
Fuente: Huffington