La siesta es una costumbre muy arraigada en las sociedades de todos los tiempos, que consiste en tomar un descanso después de almorzar. En general, recomiendan que debe durar entre 20 y 30 minutos, pero se la puede estirar tranquilamente.
La NASA recomienda dormir 26 minutos de siesta por día para descansar
La palabra «siesta» viene de la hora sexta romana, que se corresponde con las 12 del mediodía tomada con respecto a la posición del sol, un momento en el cual tradicionalmente se detenían las labores cotidianas para descansar.
Pero esta dormidita a mitad del día, que ya es a todas luces un verdadero clásico popular, no propone descansar a la tarde como si fuera la noche, sino que más bien consiste en acomodar un sueño corto y reparador que tiene el único propósito de recuperar energías para poder afrontar las tareas que nos quedan el resto de nuestra jornada.
Dormir la siesta una hora por día nos convierte en personas más inteligentes
Un estudio de la Universidad de Berkeley (California) sostiene que dormir la siesta una hora por día hace a las personas más inteligentes, porque descansar a mitad de la jornada despeja la mente y mejora la capacidad de aprendizaje.
Opuestamente, se sabe que permanecer toda la noche despiertos reduce de modo drástico nuestras capacidades de acción, algo que puede atestiguar cualquiera que se haya desvelado al menos una vez.
Los especialistas aseguran que cuando no dormimos la capacidad que tenemos para emprender actividades nuevas desciende en casi un 40%, ya que durante la vigilia se paralizan algunas zonas del cerebro.
A partir de esa observación, el psicólogo Mattew Walker de la Universidad de Berkeley demostró que dormir produce un efecto inverso, es decir, no las reduce, sino que aumenta nuestras capacidades cognitivas. Y de allí su idea de que dormir la siesta una hora por día nos hace personas más inteligentes.
Para confirmar su teoría, el científico estadounidense observó a 39 adultos sanos que fueron divididos en dos grupos: unos durmieron la siesta y otros no. Luego de hacerlos descansar, les tomaron pruebas intelectuales a todos y notaron que los resultados fueron mucho más favorables entre las personas que sí habían tenido su sueño reparador.
Además, una buena siesta mejora ostensiblemente la memoria y la creatividad
Otros estudios científicos también coinciden en destacar que las siestas nos ayudan a retener más información que descartaríamos si no hiciéramos ese corte reparador después de almorzar.
Los neurólogos ya demostraron que nuestra memoria más reciente se almacena inicialmente en el hipocampo, donde no permanece mucho tiempo, ya que cuando consideramos que un recuerdo es importante, lo transferimos al neocórtex, que vendría a ser algo así como el disco duro de nuestro cerebro. Así, se sostiene que si no hacemos el corte para descansar, no estaríamos llegando a tener el tiempo necesario para procesar tranquilamente qué es lo que queremos recordar.
En sintonía, otro equipo de la Universidad de Georgetown aseguró que las siestas aumentan la creatividad porque hacen crecer la actividad en la zona del cerebro que se le asocia, el hemisferio derecho.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que “los períodos de sueño después del almuerzo mejoran la salud de las personas y permiten que aumente la actividad cerebral, lo cual siempre se traduce en mayor productividad».
Dormir la siesta es más barato, sano y eficaz que tomarse un café
Está probado que si un trabajador argentino se toma un cafecito de máquina después de almorzar gasta aproximadamente 2.520 pesos al año en ese golpe de cafeína que se da para poder seguir despierto y retomar fresquito lo que queda de su jornada laboral.
Pero aunque la cafeína nos mantenga despiertos cuando tenemos sueño, esa droga no le hace nada bien a los procesos cognitivos complejos del cerebro.
Un estudio realizado por Sara Mednick, investigadora del sueño en la Universidad de California, comparó el efecto de la cafeína con el de dormir la siesta, y demostró que cuando las personas toman café para mantenerse despiertos, en vez de hacer un sueño corto reparador, disminuyen sus habilidades verbales y motoras, mientras que si duermen la siesta mejora el rendimiento en esas áreas y también en su memoria visual.
Aunque sus beneficios estén reconocidos a nivel mundial, la siesta es mal vista
A pesar de que algunas empresas de avanzada como Google, Pixar y Nike ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de dormir una siesta durante el horario laboral, y por más que esté probado que un corte al mediodía mejora considerablemente la productividad, para muchas personas, sobre todo las que viven en las grandes ciudades, está muy mal visto hacer un corte al mediodía para descansar un ratito.
Lo cierto es que la mayoría de los mamíferos no duermen sólo a la noche para descansar, sino que refuerzan su período de descanso haciendo siestas durante diferentes momentos del día.
En cambio, los seres humanos, que también están naturalmente cansados por la tarde, luchan contra ese agotamiento y reniegan de él, pero sólo porque la sociedad acomodó convencionalmente el momento de descanso, dedicándole nada más que un lapso determinado para descansar: la noche. Y eso hacemos, aunque esté mal.
Los grandes genios de la historia, siempre se tomaban un ratito para siestear
Aunque Sir Thomas Edison había aclarado que sólo necesitaba dormir entre tres y cuatro horas cada noche, porque creía que el sueño era «una herencia de nuestros días de cavernícolas», grandes genios de todos los tiempos defendieron la siesta sin dudar y se convirtieron en grandes cultores de esta sana costumbre.
Basta recordar a Leonardo Da Vinci, que dormía 20 minutos cada cuatro horas de trabajo, o a Salvador Dalí, quien sostenía que la clave del éxito era lo que él llamaba «descanso con una llave», que consistía en una cerradita de ojos reparadora sosteniendo las llaves en la mano: de esta manera, cuando se aflojaba y se le caían al piso, se despertaba con el ruido y punto final a su descanso.
Y hasta aseguran que Winston Churchill durmió la siesta durante toda la II Guerra Mundial, aún cuando Adolf Hitler bombardeaba Londres para avanzar definitivamente sobre la ciudad, cosa que, se sabe, jamás logró.
Si andás en la calle, Buenos Aires te propone varios lugares para descansar
Para que una siesta cumpla su cometido, aseguran que la clave es dormir entre 15 y 40 minutos, porque esas son las primeras fases del sueño. Pasado ese tiempo, si dormimos más, nos levantamos abombados y con una sensación de poca energía que, en general, nos perjudica mucho más.
Se sabe que en el interior del país la siesta es un rito, pero en las ciudades como Buenos Aires esta costumbre se complica un poco. Por eso, los dueños deSelfishness tuvieron una idea brillante y fundaron el primer siestario de América Latina, donde las personas se pueden tomar un descanso a mitad de su jornada laboral.
El local está en el tercer piso de un edificio del microcentro porteño y tiene tres cabinas especialmente diseñadas para conciliar rápido el sueño. Antes de la siesta, le hacen al cliente una entrevista breve, y según sus respuestas lo clasifican en alguno de los tres grupos preestablecidos: por un lado, las personas que son hiperactivas y por eso les cuesta mucho tomar una pausa; en otro están las más pasivas, que duermen profundamente sin problemas; y en tercer lugar, las intermedias, que no están más de un lado que del otro. Así, en función de las características de cada persona se les arma un servicio adecuado que incluye estímulos con determinados colores y aromas para relajarlos y garantizar el descanso adecuado.
via GIRA