Las tristes últimas horas antes del ataque de Nabila Rifo

A la fecha, ya hemos conocido la historia de Nabila

Las tristes últimas horas antes del ataque de Nabila Rifo

Autor: Vale Rudolphy

A la fecha, ya hemos conocido la historia de Nabila. Pero, ¿cómo fueron los momentos previos a este trágico suceso? ¿Era algo que pasó de manera natural, habían indicios, un presentimiento? Seguro ninguno de los que estaban reunidos en la casa de Mauricio Ortega esa noche, pensó que todo podía terminar como lo hizo, e incluso peor.

Estaban compartiendo, bebiendo, comiendo y bailando. Y también discutiendo. Era un día frío como muchos en Coyhaique. Mientras conversaban, ella sacó a relucir que: «Me cagaste con la plata y el auto», ahí comenzó la ira.

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Mauricio le respondió «No seas mal agradecida, te tengo el refrigerador llena, maraca». Sus amigos estaban justo de testigos. Los vecinos les tenían un apodo, «chapistas», porque él era mecánico y arreglaba chapas. Su rabia no era cosa nueva, en las noches siempre era más.

Los amigos nunca pensaron que sobrepasaría su límite, sino «habrían hecho lo que sea por evitarlo». Pero sabían cómo iba la cosa: él la empujaba cuando bailaban, la increpaba, y esto aumentaba con el alcohol. Aún siendo su «señora», como él le decía, llenaba de groserías a quien era la madre de sus pequeños hijos.

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La ira lo estaba sobrepasando esa noche. Mauricio se abalanzaba sobre ella, con la idea de concretar lo que estaba en su mente. Los presentes se cruzaban para detener los golpes. Finalmente la lavadora quedó destrozada para descargar su «energía».

Uno de sus hijos comenzó a pedir ayuda por WhatsApp: «Están peleando y le está gritando garabatos muy feos a mi mamá, tía. Venga a buscarnos. Mi mamá también está rompiendo cosas y gritando». Así, se los llevaron donde su abuela para protegerlos.

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En la mitad de la madrugada, a las 4 a.m., que él decidió que la iba a matar, advirtiéndole a su ‘pareja’. Los empujones e insultos seguían de acá para allá. Le respondían «Cálmate hueón, por favor«, quienes estaban presentes sugirieron que Mauricio se subiera al auto y se fuera a su casa.

Cuando tomó la llave, una camioneta le obstruía la salida, por lo que tuvo que devolverse. Por mientras, el resto de los invitados preparaban su salida. Después de que Mauricio volviera a pedir que movieran el auto, el siguiente acto es Nabila gritando de dolor, a 200 metros de su casa.

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Un joven que se encontraba en el sector llamó a Carabineros la primera vez. A los 3 minutos, otra llamada, porque había visto a un hombre de rodillas que atacaba a una mujer moviendo ambos brazos de arriba a abajo. La golpeó, la abandonó, volvió a golpearla. Y se fue corriendo.

 

Ese adolescente de 17 años fue el primero que acudió en ayuda de Nabila. El impacto fue tan grande que abandonó la ciudad. A la joven de 28 años le habían quitado sus ojos, le faltaban algunos dientes, tenía hipotermina, múltiples fracturas, entre otras cosas. Por ejemplo, señales de abuso sexual.

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Hasta ahora la información que hay muestra que la llave que tenía Mauricio podría haber sido el instrumento utilizado para sacarle los ojos. Esta misma fue encontrada a centímetros del cuerpo de la mujer. Si el joven no hubiese llamado a los Carabineros, quienes la encontraron, ella hubiese muerto esa noche.

No era la primera amenaza que ella recibía. En septiembre del 2015 también lo había hecho, con un hacha en la mano. Ella interpuso una demanda por violencia intrafamiliar, pero la retiró cuando él le prometió cambiar por ella y sus hijos.

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Volvieron a vivir juntos, todo por sus hijos. Aún así, las promesas eran palabras vacías y él la ninguneaba. Le decía que era una mantenida, que él pagaba todo, incluso los gastos de los dos hijos que no tenían en común. Ella tenía sus negocios, pero para él no era nada.

Quienes la conocieron hablan muy bien de ella. Por ahora, todos están esperando a lo que pasará cuando ella despierte de su coma inducido. Cuando vuelva a ser consciente y note que no puede ver a sus hijos crecer. Y ellos, no saben bien lo que ha pasado con su padre.

 

Por ahora esta tragedia parece tener a la justicia de su lado. Pero, ¿cómo se evitarán futuras víctimas como Nabila?


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