Dicen que donde hubo fuego, cenizas quedan. Pues una joven quiso poner eso en práctica y ver la suerte que tenía si intentaba reavivar amores fugaces del pasado. A cada uno les envió un saludo por el día de San Valentín y esperó que le contestaran. Recibió respuestas de lo más insólitas.
La joven en cuestión es Victoria Trocino de 22 años, quien conoció a estos muchachos durante su estadía en Dublín hace algunos años. La neoyorquina tuvo una divertida estancia en la ciudad irlandesa, recuerda: «Es una historia tan antigua como el tiempo: salimos, nos divertimos, eran personas atractivas, divertidas, coquetas…y estaban muy borrachos».
Más que nada ella quería saludar, y contactar con quienes lo pasó tan bien en aquella ciudad. Pensó que sería algo divertido y se aventuró, con la premisa de “¿Quién dice que en el “Día de San Valentín” uno no puede reavivar una antigua y borracha llama?“, como compartió a los lectores de su blog.
Algunas respuestas fueron amables, pero otros no quedaron tan contentos con la sorpresa.
El primer sujeto, Niall, fue muy amable. Se acordaba de la chica y respondió que «Estoy sorprendido de saber de ti luego de tanto tiempo». ¡Todo bien! El sujeto número dos, apodado «Penguin Erector», también reaccionó de buena manera, coqueteándole un poco de vuelta:
En el mensaje dice que pensaban que nunca más hablarían, que pensaba a menudo en ella y que incluso recordaba lo inteligente que era, no como su novia actual… el atrevido le sugirió que siguieran en contacto: «Recuerdo que tú eras inteligente. Mantengámonos en contacto en el futuro». Descartado.
El siguiente sujeto era Ryan, quien la confundió con otro amorío que tuvo y fue algo imprudente.
Ryan le dijo que «recordaba lo que había hecho con su boca». Cuando Victoria le recordó que ni siquiera se habían besado, él se disculpó y reconoció por fin a la chica, quien no era la «rubia de grandes senos» que pensaba.
La respuesta final – y la mejor – fue de un tal Isaac. El tipo la recordaba y ella le comentó que le escribía porque estaba teniendo un día de San Valentín solitario, por lo que se le ocurrió saludar. Ahí él entró al ataque.
«No hay necesidad de estar solo en el día de San Valentín. Especialmente con un trasero como el tuyo. Mantén tu cabeza en alto cariño». ¡Otro atrevido más! Pues las respuestas fueron más amenas de lo que pensó Victoria, quizás demasiado.
¡Pues una gran anéctoda! Ella sólo se rió y se lo tomó con humor, diciendo «¡Cómo extraño Irlanda!».