La tradición danesa marca que cuando alguien llega a los 25 años y permanece soltero —algo cada vez más común—, debe ser sometido por sus amigos a un «baño de canela». La práctica consiste en atar al homenajeado, rociarlo con agua y luego empezar a arrojarle toda la canela posible.
El fin de semana que pasó le tocó a un joven en Odense. Todo iba según lo previsto, hasta que, súbitamente, se prendió fuego.
Desesperados y en pánico, los amigos lograron apagar rápidamente las llamas. El cumpleañero tuvo suerte, porque el fuego no llegó a lastimarlo seriamente.
La canela posee componentes químicos que pueden ser altamente inflamables a bajas temperaturas. Los jóvenes daneses deberán tenerlo en cuenta para que no se produzcan más accidentes como este.