Lecciones de vida de “El Principito” explicadas por la ciencia

La primera vez que leí “El Principito» tenía 12 años

Lecciones de vida de “El Principito” explicadas por la ciencia

Autor: B GS

La primera vez que leí “El Principito» tenía 12 años. Aún no sabía muchas cosas de la vida, incluso ahora, 12 años después, sigo desconociendo muchas otras, pero en ese momento la obra de Antoine de Saint-Exupéry me causó una sacudida en el corazón. Recuerdo que en ese entonces comencé a experimentar un  sentimiento romántico en mi alma y fue aquel inocente ser el que me enseñó que “amor no es mirarse el uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección”. Desde ese momento, mi vida cambió y ahora cada vez que conozco a una persona es para que los dos veamos al horizonte juntos, esperando que salga el astro rey e ilumine con felicidad nuestras vidas.

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Confieso que esta enseñanza me salió muy cara, porque ahora no puedo dar el siguiente paso en una relación si no es para construir, encontrar a alguien para hacer equipo y resistir valientemente los golpes de la vida. Por supuesto, encontrar a una persona que comparta este pensamiento es de lo más difícil. Aún así, agradezco que este conocimiento llegara a mi corazón, pues sé que ser fiel a esta idea hará que el futuro sea esperanzador.

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Así como esta enseñanza, existieron otras que marcaron mi vida y poco a poco fueron construyendo el camino por donde transité y por el que sigo caminando. Con los años conocí más sobre la vida del autor y terminé de comprender todo. Antoine era un ave libre, que volaba por el mundo para conocer el espíritu humano, por desgracia, cuando el mundo se llenó de odio y se desataron las guerras, sus alas fueron blindadas de acero y lo cargaron con fusiles y bombas.

Su alma entró en un gran conflicto, no sabía si defender su país realmente ameritaba la destrucción de otros seres. De esos grandes paseos por los cielos, cortando las nubes con las turbinas de su nave, entendió que la principal causa por la que se desataban las guerras era algo absurdo, pues “lo esencial es invisible para los ojos”. Los hombres de negocios del mundo sólo quieren acaparar riquezas y sus siervos son los habitantes que luchan por su absurdo deseo.

Bajo esta idea se concibió “El Principito”, con una alma desnuda, despojada de todos los bienes materiales, porque al final, lo más brillante de la vida no se compra con dinero. Eso fue lo que marcó mi vida. Hoy le agradezco a Antoine de Saint-Exupéry que me abriera los ojos y espero que haga lo mismo contigo. Quizá mi anécdota no tenga la fuerza suficiente para motivarte a cambiar tu visión del mundo, pero tal vez si hay un argumento científico que lo respalde, logres convencerte.


Hay que volver a ser creativos

Todos conocen el dibujo que muestra el Principito al narrador. El adulto asegura que es un sombrero, pero el inocente niño dice que es una serpiente digiriendo un elefante. Este hecho revela que conforme se crece la creatividad se va perdiendo. Antoine señala que los mayores prefieren los números y las cosas terrenales y se olvidan de mirar más allá de lo superficial, de dejarse llevar para reinventar. La revista “Annals of the New York Academy of Science Researchers” señaló que la etapa más creativa del humano es la niñez y si queremos mejorar nuestra vida al máximo, hay que regresar a ésta.

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Para dejar de ver un simple sombrero en la imagen,  es necesario buscar experiencias nuevas, observar a la gente que nos rodea e investigar más allá del conformismo. Si perdemos el espíritu creativo nos convertiremos en una máquina que sólo sabe hacer cuentas y medir objetos. ¿Queremos eso para nuestra vida? ¿Qué hay con el olor de las flores, el color del cielo y el brillo de las estrellas?


Es mucho mejor sonreír que estar serio

Durante su extenso viaje por el universo, el Principito se encuentra con el hombre de negocios. Este ser es la representación de lo que no queremos ser. Un aburrido, serio y pretencioso adulto cuya única función en la vida es poseer todas las estrellas. Ante esta barbaridad, el héroe infantil le pregunta cómo puede poseer un objeto mil veces más grande que él. Es aquí cuando la avaricia inunda los corazones de las personas y como resultado, sólo se tiene una cara seria ante la vida.

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Ilustración de Rodrigo Luján

En este sentido, la ciencia afirma que la mejor medicina para el ser humano es la risa. En 2014, investigadores de la Universidad de California demostraron que las personas que ríen tienen mejor memoria y están menos estresadas. Otras investigaciones revelan que el sentido del humor puede proteger al cuerpo de las enfermedades cardiacas. ¿Cuál es el sentido de poseer algo sin sentido para nutrir la vida humana como lo hace el hombre de negocios? Yo prefiero reír y mantener feliz mi corazón que todas las riquezas del mundo.


Tomarse el tiempo para uno mismo es la clave de la felicidad

Llegando al quinto planeta de su viaje, el Principito se encuentra con un personaje que debe encender su faro cada minuto. Nunca tiene tiempo para descansar ni para dormir, todo gira alrededor de su obligación. De alguna manera, Antoine pone en cada planeta una representación de los malos hábitos, valores y pensamientos que tiene el humano contemporáneo y los pone a juzgar con la mirada de un niño, aquella persona que tiene una libertad total. ¿Quién queremos ser? ¿El ser libre o el condenado?

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La ciencia, al respecto de este tema, ha realizado varios estudios con respecto a la sobre carga de trabajo, el estrés y el insomnio que provoca una trabajo perpetuo. Las consecuencias de vivir así son: riesgo de padecer diabetes, enfermedades cardiacas, infartos cerebrales, cáncer, problemas de memoria, entre muchos otras cosas más. Lo mejor que se puede hacer es tomarse el tiempo necesario para ver a nuestra persona y consentir a nuestro cuerpo, porque a fin de cuentas somos humanos y no máquinas.


Es fundamental conocer nuevas cosas

Al llegar al sexto planeta, el Principito se encuentra con el geógrafo, un ser que se dedica a llevar la cuenta de la ciudades, de los ríos, de las montañas y los mares. Siempre ha vivido ahí, haciendo lo mismo una y otra vez, y cuando alguien lo invita a salir de su rutina, entra en pánico y se paraliza. Él quiere vivir por siempre registrando sus observaciones en grandes libros que, para el minúsculo planeta, no sirven de mucho.

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Este personaje representa a las personas que no quieren salir de la rutina o la zona de confort. El estudio The Synapse Project afirma que salir de la rutina ayuda a revitalizar el cuerpo. Nuestra mente se mantiene en forma aprendiendo nuevas cosas y la evolución de nuestros pensamientos nunca culmina, llegando así a perfeccionarnos un poco más.


Es mejor tomar decisiones con el corazón

El Principito representa la inocencia, el amor y la libertad. Su característica es ser espontáneo, al contrario de los humanos de la Tierra, quienes gastan el tiempo reflexionando sobre cosas que deben ser decididas por los instintos, porque muchas de las cosas que existen son válidas sólo para el corazón. Cuando se encuentra con el zorro, él le dice la frase más importante de toda la obra: “Lo esencial es invisible para los ojos”.

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Aunque para la ciencia sea difícil medir la importancia del valor y los sentimientos, un estudio de la revista Journal of Organization Behavior and Human Decision reveló que a la hora de tomar decisiones, la intuición puede ser tan eficaz como el enfoque analítico. Este descubrimiento aplicado al trabajo diario dice que un individuo que conoce bien sus responsabilidades tomará mejores decisiones si lo hace con el corazón, es decir, que lo haga con su ser interior.

 

Fuente: Culturacolectiva


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