Con la ayuda de la policía una mujer residente de Georgia, Chiquita Hill, estaba harta de que su hijo flojo no haga las tareas. A la mujer se le ocurrió una idea realmente genial, con la finalidad de asustarlo un poco y darle una gran lección.
Para ello contrató a un policía con la finalidad de ayudarle con la idea. El oficial llegó a la casa en busca del muchacho para “llevarlo a la cárcel”. La actuación fue realmente buena; todo parecía real. Cuando el niño vio a la policía, inicialmente no creía que lo iban a detener, incluso sonrió, pero cuando fue esposado y llevado al auto, el pobre cabro comenzó a llorar pidiendo auxilio a su madre.
En el auto, la policía llevó a cabo una charla educativa con el muchacho y luego lo liberaron.
Según la madre, funcionó, y Sean, su hijo, comenzó a estudiar más y se porta mucho mejor que antes.