Lo que hace el cerebro del adolescente ante las críticas de una madre

Imagina que alguien hubiera escaneado tu cerebro mientras tu madre te decía que recogieras la habitación o que te pusieras a estudiar

Lo que hace el cerebro del adolescente ante las críticas de una madre

Autor: Arturo Ledezma

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Imagina que alguien hubiera escaneado tu cerebro mientras tu madre te decía que recogieras la habitación o que te pusieras a estudiar. Eso es exactamente lo que ha hecho un equipo de científicos de las universidades de Pittsburgh, California-Berkeley y Harvard liderados por Kyung Hwa Lee, quienes reclutaron a 32 chavales con una edad media de 14 años (22 de ellos chicas) y analizaron su actividad cerebral mientras les ponían grabaciones de 30 segundos con la voz de su madre.

En las grabaciones el mensaje de la madre tenía distintos contenidos y tonos, en unos les hablaba de algún tema sin trascendencia, como la lista de la compra, y en otros les apelaban directamente con mensajes como que se descalzaran al entrar en la casa. El resultado, según sus autores, indica que los adolescentes parecen cerrar los procesos cerebrales relacionados con la socialización y la empatía cuando sus progenitores les critican, como si se cerraran en banda ante ese tipo de mensajes.

¿Cómo lo saben? Los científicos midieron la actividad del denominado sistema límbico (las zonas que se activan con emociones negativas), la corteza prefrontal (donde se regulan algunas emociones) y la unión de los lóbulos parietal y temporal (que se activa cuando nos ponemos en el lugar de los demás). Cuando los chicos escuchaban los mensajes críticos de sus madres, la primera zona, la de las emociones negativas, tenía más actividad y las otras parecían pasar a segundo plano.

Los autores del trabajo sugieren que «los jóvenes cierran los procesos sociales y posiblemente no tienen en cuenta los estados mentales de sus padres», lo que explicaría los frecuentes conflictos entre padres y adolescentes. Pero, ¿tienen suficientes pruebas para decir algo así? Pues tal y como observan en Wired, parece que el estudio peca del típico sesgo en el que caen últimamente muchos estudios en neurociencia. Aparte de que la relación entre actividad neuronal y emociones no está del todo probada, parece que la interpretación parte de una conclusión previa. En otras palabras, se podría haber concluido cualquier otra cosa, como que esa especie de cierre de los circuitos cerebrales es un mecanismo de defensa para evitar que el problema sea mayor y no enfrentarse directamente con la madre.

En cualquier caso, el mero hecho de haber estudiado un asunto tan cotidiano lo hace suficientemente interesante. Los autores del trabajo se atreven además a dar un consejo a los padres y recordarles que sus hijos reaccionan a las críticas con emociones negativas y tienen una gran dificultad para entender su estado mental. Es algo que ya sabíamos antes, pero para lo que no teníamos todavía estudios de neuroimagen.

Por | Neurolab 


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