La relación entre la longitud de estos dedos está directamente relacionada con la cantidad de testosterona que hemos recibido durante nuestra gestación en el útero materno. Cuanto más corto es el dedo índice respecto al dedo anular, más testosterona recibimos como fetos y esto parece influir de forma notable en nuestros hábitos sexuales cuando somos adultos.
Un reciente estudio mostró que los hombres con dedos índices más cortos eran más infieles que aquellos cuyos dedos índice y anular tenían una longitud similar. Pero esto no es lo único que cambia: estos hombres (con “dedos masculinizados”) son también más románticos y mejores amantes.
Un nuevo estudio liderado por el doctor Marcelo Nepomuceno de la HEC Montreal, cuyas conclusiones ha adelantado The Daily Mail, muestra que los hombres cuyo dedo índice es más corto que el anular son más propensos a ofrecer regalos románticos a sus amantes –como flores o chocolate–, cuidan más su apariencia –se preocupan más por la ropa y usan más cosméticos– y realizan más ejercicio con el objetivo de ser más atractivos.
La testosterona también influye en las mujeres
“La testosterona prenatal empuja a los hombres a emplear más tiempo y energía en comprar productos y servicios para impresionar a las mujeres”, asegura el doctor Nepumoceno, que publicará su investigación, realizada con una muestra de 1.000 personas, en la revista Journal of Consumer Psychology.
Aunque esta hormona está más presente en los hombres, también se encuentra en las mujeres. Sus niveles durante la gestación, así como los delestrógeno –la hormona sexual típicamente femenina– influyen en su comportamiento.
Las mujeres con unos dedos “más femeninos” –cuyo dedo índice es mayor que el dedo anular– se esfuerzan más por atraer a sus posibles amantes. “Tienen una mayor tendencia a usar maquillaje, y usar ropa estilosa, perfumes y joyería para atraer a potenciales novios”, asegura Nepomuceno. “Hemos visto además que las mujeres con dedos más feminizados son más proclives a hacer regalos románticos a sus parejas”.
“Estudios anteriores han mostrado que la testosterona prenatal está asociada con el deseo sexual de los hombres, así como la estrógena prenatal está asociada con el de las mujeres”, explica el doctor. Es por ello que, en su opinión, no es de extrañar que también influya en nuestro comportamiento como amantes, como demuestra esta nueva investigación. “Así que la próxima vez que conozcas a alguien en un bar o aceptes una cita echale un vistazo a sus dedos”, concluye Nepomuceno.