En todas las tiendas de venta al por menor, siempre hay asistentes dando vueltas, atendiendo a las necesidades del inventario y respondiendo a preguntas acerca de los productos.

Muy a menudo estos asistentes están entrenados para vigilar a posibles compradores sospechosos que podrían terminar robando, así como a clientes que parecen que pueden ser capaces de hacer una compra.

Por desgracia, como dice el viejo refrán: “No se puede juzgar un libro por su cubierta”. Una lección que aprenderán unas cuantas tiendas gracias a la historia que vas a ver a continuación.

Un anciano de Tailandia llamado Lung Decha se dirigió recientemente a varias tiendas de motos en Tailandia. Pero no fue recibido o bienvenido con mucho entusiasmo.

Esta actitud continuó sucediendo en todas las tiendas por las que pasó Lung. Debido a que estaba vestido con una camisa de gran tamaño, pantalones anchos, y chanclas, los asistentes de las tienda supusieron que Lung no sería capaz de comprar ninguna cosa y lo ignoraron o lo miraron sospechosamente.

Finalmente llegó a una tienda donde un empleado de la tienda trató a Lung como cualquier otro cliente. Mientras caminaban por la tienda, el asistente se aseguró de mostrar cada moto que pensó que podría interesar a Lung.

Pero cuando Lung escogió una gran moto y dijo que quería comprarla, el encargado fue impactado.

¡Luego Lung sacó más de 600.000 baht en efectivo! ¡Lo que en euros eran alrededor de 17.000!

Lung había estado llevando el dinero en efectivo todo el día y estaba listo para hacer una compra en el acto. Nadie sospechó que en realidad era capaz de pagar cualquiera de sus motos, por lo que ni siquiera le habían dado la oportunidad de demostrar que están equivocados.

La hermana de Lung compartió su historia en los medios sociales. Su sueño siempre había sido el de comprar una moto grande por lo que guardaba de forma segura todos sus ingresos adicionales de su trabajo como mecánico. Una vez que él fue capaz de tener suficientes ahorros decidió que era el momento de hacer su sueño hecho realidad.

Su historia es un buen recordatorio para todos de que realmente no se puede juzgar a alguien únicamente por su apariencia y que se debe tratar a todo el mundo con el mismo nivel de amabilidad y hospitalidad.