Marilyn Monroe sigue siendo un ícono sesenta años después de su muerte

Sesenta años han pasado pero la actriz, cantante y modelo estadounidense continúa siendo un ícono de Hollywood, la moda, sensualidad y símbolo sexy, así como emblema de la revolución sexual

Marilyn Monroe sigue siendo un ícono sesenta años después de su muerte

Autor: Anais Lucena

Hace seis décadas y con solo 36 años de edad falleció Marilyn Monroe, el 4 de agosto de 1962, aunque su cuerpo sin vida fue hallado un día después en su casa de Los Ángeles, Estados Unidos, presuntamente a causa de una sobredosis de barbitúricos.

Sesenta años han pasado pero la actriz, cantante y modelo estadounidense continúa siendo un ícono de Hollywood, la moda, sensualidad y símbolo sexy, así como emblema de la revolución sexual.

Nacida con el nombre de Norma Jeane Mortenson, dio sus primeros pasos desde muy joven como modelo para luego incursionar en el mundo de la actuación, donde su éxito fue imparable trabajando en diversas películas y consiguiendo papeles protagónicos.

Llegó a convertirse en un mito sexual, siendo conocida como “la mujer más deseada de América”, aunque no se conformó con eso y considerando que era mal pagada fundó su propia productora de cine en 1954.

Decidió prepararse profesionalmente como actriz, porque sentía que no la tomaban en serio y comenzó a estudiar actuación, lo que le consiguió su participación en más películas y la consolidó como una estrella.

Tuvo una infancia difícil prácticamente sola, en la que nunca conoció a su padre y luego de que su madre fuera internada en un psiquiátrico, fue llevada a un orfanato; fue víctima de violación sexual y a lo largo de su vida tuvo tres matrimonios fallidos.

Poco antes de morir cantó el cumpleaños feliz a John Kennedy, un hecho que quedó para la historia.

Sus últimos meses de vida fueron un desastre. Se encontraba muy sola y sus depresiones y abusos de las pastillas llevaron a que los rodajes en los que trabajó sufrieran numerosos retrasos. De hecho, no pudo terminar su última película, que dirigía George Cukor (Something´s got to give). En esa época fue ingresada brevemente en un hospital psiquiátrico, reseña RTVE.

La noche de su muerte el teléfono de la habitación de Marilyn estaba descolgado. Nunca se sabrá si intentó hablar con alguien antes de morir, así como tampoco si fue un suicidio o un asesinato.

Su segundo esposo, el jugador debéisbol Joe Dimaggio, fue quien se encargó de su entierro, celebrado de forma íntima y prohibiendo la presencia de los Kennedy. Miles de admiradores ocuparon las calles cercanas al cementerio durante la ceremonia. Y mientras Dimaggio vivió, nunca faltó una rosa en su tumba.


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