La pica es un trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria, que consiste en un deseo irrefrenable de comer o lamer sustancias no nutritivas y poco usuales como la tierra, yeso, pintura, pegamento, cenizas, papel… y esponjas, como es el caso de esta mujer que podía llegar a comer hasta 14 esponjas por semana. La Mujer tiene 26 años de edad y desde hace 10 años debido al trauma que le provocó la muerte de su abuelo. Cuenta que había tenido un absceso en el labio y que se puso una esponja para aliviar el dolor. Pronto comenzó a morderla y a sentir gran alivió. Luego, con su primer embarazo ya no pudo parar.
Cuenta que en su peor día puede llegar a comer 3 esponjas y que su último embarazo le resultó tan traumático que se llevó 20 esponjas al hospital, pero no la dejaron entrar con ellas porque podría ahogarse.
Luego de ese parto nunca pudo dejar de comer esponjas, y le avergüenza hacerlo frente a sus hijos, no quiere que ellos la vean, lo cual se ha convertido en un gran problema en su vida. Es tal su adicción que cuenta que una vez vio esponjas especiales en el supermercado y gastó todo el efectivo que traía consigo en comprarlas. Luego de eso tuvo que caminar con sus hijos bajo la lluvia pues había gastado el dinero destinado para el bus.
Luego de comer esponjas durante tanto tiempo, se enfermó de los riñones y necesitó una operación. Habían cuerpos extraños en su sangre y comenzó a enfermarse durante los últimos meses, a perder el cabello, sentir malestar estomacal, encías sangrantes y otras dificultades.
Finalmente logró comenzar a superar su problema, participando en el programa de los terapeutas Phillip Schofield y Holly Willoughby, anfitriones de The Speakmans.
«Me he dado cuenta de que mi problema no eran las esponjas, y que no las necesito. Lo que realmente necesitaba era hablar con alguien», dijo. ¿Habías escuchado una historia como esta?