Niño mata a miles de personas y sólo tiene 6 años: este es su testimonio

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Niño mata a miles de personas y sólo tiene 6 años: este es su testimonio

Autor: Andrés Monsalve

Más de 300.000 niños pierden su infancia cada año por culpa de grupos armados en 17 países del mundo. Son obligados a asesinar, mutilar, violar… Muchos niños terminan convertidos en «mensajeros, guardaespaldas, detectores de minas, cargadores, vigías, cocineros o fabricantes de bombas». Las niñas, por su parte, pueden verse obligadas a contraer matrimonio o terminan como «esclavas sexuales». Son los niños soldado.

Es el caso de Jean. Tenía 6 años cuando fue secuestrado, hace ahora 12 años, en una zona rural de la República Democrática del Congo. «Estaba jugando cerca de mi casa cuando vinieron unos militares. Intenté correr, pero me llevaron a la fuerza. Me metieron en un camión, con otros niños. Recuerdo que tenía tanto miedo que no podía ni llorar. Debería haberlo hecho porque luego comprendí que llorar es un lujo que no estaba permitido», relata.

Le llevaron a una especie de campamento, donde le dieron un Kaláshnikov y le explicaron las normas: quien intetara huir, moriría; quien no matara, moriría; y cualquier mínima infracción estaría castigada con una paliza brutal.

 "Me convertí en asesino con 6 años": el desgarrador testimonio de un niño soldado

«Me enseñaron a disparar, a cargar el arma… Durante dos días me torturaron a menudo. Me temblaba el pulso y no acertaba nunca al objetivo. Al cuarto día, sin apenas haber comido ni bebido, me llevaron al frente. Iba con 9 niños y 7 niñas pequeñas. A todas las violaron«, recuerda.

Al principio, se limitaba a estar en la retaguardia y hacer de mensajero, pero luego decidieron que ya era hora de que estuviera en primera línea de batalla. «Nos ponía a los niños primero y los adultos iban detrás. O matabas o te mataban. Vi morir a muchos niños y sabía que yo podía morir en cualquier momento. Un día, volviendo al campamento vi a un soldado, tuve miedo y antes de que me viera disparé. Me convertí en un asesino con 6 años. Luego maté a muchos más, pero no sé a cuántos», se estremece.

Un día que los guardias habían salido ,después de un año y medio como niño soldado, pudo escapar. «Corrí y corrí durante un día hasta que llegué al convento de unas monjas. Ellas me refugiaron. Había más niños como yo. Al principio tenía pesadillas. Soñaba que habían venido a buscarme y me mataban. Me despertaba gritando. Era muy violento con otras personas. Ahora sé leer, ya no tengo pesadillas y me están enseñando un oficio. Quiero ser herrero, como lo era mi padre, al que asesinaron los militares. No tengo familia con la que ir, pero aquí estoy bien», concluye.

Violaron a su hermana de 7 años hasta matarla y le obligaron a asesinar a su mejor amigo

«Yo era feliz. Tenía 12 años, una hermana de 7 y una familia que me quería. Hasta que un día todo cambió. Hace dos años, los milicianos de Boko Haram vinieron a mi pueblo y arrasaron todo. Mataron a mi familia delante de nosotros. Luego nos llevaron a un campo de entrenamiento», arranca Louis.

Durante el camino les fueron pegando, se burlaban de ellos. Louis acabó con una brecha en la cabeza que se infectó. Casi muere de la fiebre. «Ojalá lo hubiera hecho. Así no hubiera tenido que vivir lo que me tocó», asegura.

En el campo había muchos niños. Las torturas eran constates. «Si te portabas mal, te hacían cortes en las plantas de los pies y echaban sal. A veces lo hacían solo por capricho», recuerda con horror.

Un día, el mejor amigo de Louis intentó escapar y le pillaron. Obligaron a Louis a matarle. «Nunca olvidaré sus ojos mientras le disparaba. No me dejaron enterrarle. Tiraron su cuerpo a los animales salvajes. Yo le quería», solloza.

Cuando consideraron que estaba listo, le obligaron a ir a los campamentos. «Degollé a muchas personas. Luego quemaba sus casas. Al final, lo hacía sin pensar. Imaginaba que estaba matando a cabras, como cuando matabamos a algún animal en las celebraciones familiares», cuenta.

Gracias a una ofensiva del Ejército nigeriano, Louis pudo escapar y ahora vive con su tía. El destino de su hermana fue mucho peor. «La violaron tantas veces que murió desangrada. No sé dónde tiraron su cuerpo. Un día llegaron y me lo dijeron. Solo quiero que paguen por todo lo que nos hicieron».

«Decidí escapar de la guerrilla cuando fusilaron a mi hermano»

Esta misma semana, con motivo del día de los niños soldados, la embajada de Colombia trajo a Madrid a dos menores que relataron sus vivencias enrolados en las FARC. Manuel y Catalina narraron que su idea es «vivir como una persona libre, como una persona cambiada, que puede conocer otras cosas sin tener miedo, en un país libre. Es algo que se necesita», afirma Manuel, colombiano de 19 años. Niño de la calle desde los ocho años, fue reclutado por las FARC a los 14 y entrenado para combatir. Junto a él, Catalina, de la misma edad; entre los 13 y los 16 años también fue niña soldado con esta guerrilla y vivió “bombardeos y muchos enfrentamientos, usted dispara y yo disparo», recuerda, y luego, «no se sabe si nos matamos”.

La «curiosidad» fue lo que llevó a Manuel a enrolarse, con 14 años y desarraigado, junto a su hermano, un año mayor. A Catalina la empujaron «los problemas familiares». La vida militar les golpeó. «El peor momento fue cuando mataron a mi hermano (fue ejecutado por milicianos de las FARC)», recuerda Manuel. «Ha sido una gran parte de mi vida, siempre estuvimos juntos. Comenzó a incumplir las normas y lo mataron. Me dijo ‘chao, cuídese’ y se lo llevaron”, relata.

A Catalina, la decisión de huir le llegó con el hastío de una vida en la que “solo tenía que pensar en morir” y se fue. “Lo decidí un día, a las diez de la noche, y pasé la noche caminando. Luego me hicieron un consejo de guerra y salí”.


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