Los planes educativos en todo el mundo fomentan cada vez más el uso de las nuevas tecnologías, de modo que la tablet y la netbook empiezan a ser una herramienta tan habitual como lo había sido siempre el cuaderno.
Aparentemente, se podría pensar que los niños aprenden antes a reconocer las letras y parece que las largas horas que la generación pre-digital invertía en el arte de la caligrafía fueron casi inútiles.
Por otra parte, es evidente que la rapidez con que el ordenador se introduce en las aulas reduce el tiempo que insume en escribir a mano. Ante lo cual, cabe preguntarnos si tal facilidad tiene alguna repercusión en el rendimiento académico.
Al respecto, neurocientíficos y psicopedagogos plantean que escribir a mano tiene algunas ventajas:
- Facilita el conocimiento de la ortografía.
- Permite una mayor fluidez de ideas a la hora de escribir redacciones.
- Mejora la capacidad de lectura.
- Potencia la memoria.
Los estudios de neuroimagen evidencian que el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando se teclea. En el primer caso, se crea una representación interna de las letras que involucra la integración de las áreas visuales y motoras del cerebro. Además, se activan áreas relacionadas con la ortografía, sonido y significado de las palabras. Esas áreas se solapan con otras fundamentales en la producción y comprensión del lenguaje, así como en la comprensión de la lectura, lo que podría explicar las habilidades que se potencian con la escritura a mano.
Por el contrario, cuando los niños se limitan a teclear, simplemente están representando en su cerebro un mapa del teclado.
Mayor esfuerzo mental
Aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras y exige que el cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a escribir, y eso supone un mayor esfuerzo mental que a larga es rentable.
Cuando se escribe a mano, los caracteres que los niños se esfuerzan en poner por escrito no son siempre iguales, como los de imprenta, y eso les ayuda también a generalizar y a internalizar los rasgos esenciales con los que se representa cada letra, independientemente de la destreza con que se represente.
Ese aprendizaje tan profundo que propicia la escritura les ayuda después a reconocer mejor los signos que leen, con lo que la comprensión lectora también aumenta. Y las ventajas se extienden más allá de los primeros años.
Cuando los apuntes son tomados a mano no se llega a escribir todo, ya que el tiempo no lo permite. Y de esta forma se generan muchos procesos mentales para integrar y seleccionar lo más importante además de que, mientras se va anotando, se va elaborando el contenido mentalmente.
Contrariamente, cuando se usa el teclado, se acelera y facilita la escritura, provocando que se tienda a tomar apuntes literalmente, sin procesar mucho la información.
Al escribir a mano el proceso es más dinámico, ya que generalmente se van colocando flechas, conceptos básicos, integrando la información que se va escuchando, algo que con el teclado es más difícil hacer.
Lo importante no es escritura a mano frente al teclado, sino que a mano se procesa de forma activa la información. Para que el cerebro aprenda es preciso retarlo y ponerlo al límite de lo que se sabe y de lo que no se sabe. De esta manera es como va adquiriendo nuevos conocimientos de forma sólida.
El uso de la tecnología en los ámbitos educativos puede ser muy útil, pero sólo si se la utiliza adecuadamente. Si bien se evita memorizar datos innecesarios, ya que pueden ser buscados en Internet, exige tener ideas claras para saber cómo encontrarlos.
Siempre va a ser preferible optar por un proceso que active más áreas cerebrales, porque provoca mejores aprendizajes, más profundos y duraderos. Pues, al escribir a mano, los movimientos que tenemos que realizar dejan una huella motora en el cerebro que facilita el posterior reconocimiento de las letras y de las palabras. Es decir, que ayuda a un mejor aprendizaje de la lectura.
La representación de cada letra y de su grafía, se fija mucho mejor al escribir a mano que al hacerlo con el teclado. Por otra parte, la grafomotricidad, entre otras habilidades, logra desarrollar la discriminación auditiva y visual, la organización espacio-temporal, la correcta presión y prensión del instrumento de escritura y el dominio de la mano.
Vía: http://naxio.com.ar