Acostumbramos a ver cárceles que están sobrepobladas, que carecen de condiciones generales o básicas para que los reos vivan. En América Latina hay países cuyas cárceles están incluso al 320% de su capacidad. Quizás por eso cuando vemos una cárcel amplia y digna, nos sorprendemos tanto.
Es la cárcel de Bastoy, una isla a 75 kilómetros de la capital de Noruega, Oslo. Esta particular isla no tiene rejas, ni muros, ni torres de vigilancia. Si bien por razones obvias está totalmente aislado, no tiene mayores medidas de seguridad.
Acá se albergan 115 personas que enfrentan condenas por violaciones, asesinatos y uno que otro narcotraficante. Ellos pueden elegir cómo pasar su condena: eligiendo cuidar de los animales, de la agricultura, cocinando o con alguna actividad que ayude al mantenimiento del lugar, y que sea un aporte a la sociedad.
Los prisioneros son quienes manejan sus horarios, con una jornada laboral de 8:30 a 15:30. En este tiempo sirven a la comunidad y a los guardias, ganan 10 dólares diarios por sus trabajos, lo que les permite comprar lo que quieran en el supermercado de la isla.
Hay 5 guardias que cuidan durante las noches, a los condenados que viven en cabañas, que por más pequeñas, parecen contar con todo tipo de comodidades.
Cada cabaña tiene 6 dormitorios individuales. El alcaide a cargo de esta prisión dice que es una oportunidad para que que los reos inicien una nueva vida, basándose en el respeto y la cooperación. Arne Kvernik Nilsen, dice que es una buena manera de cambiar a la gente: comenzando por un cambio interno, buscando una nueva forma de ser y de descubrirse.
Tienen comodidades que no se verían en otras partes. Pero lo cierto es que el sistema de Bastoy ha demostrado funcionar: sólo el 16% de quienes dejan la cárcel reinciden, siendo una con las cifras más bajas. En Europa mismo el promedio de reincidencia es de 70%.
Todo prisionero puede optar por cumplir sus últimos 5 años de condena en este lugar. Claro, habiendo tenido un buen comportamiento previo y que demuestre las ganas de volver a la sociedad. Un sistema que realmente debería ser replicado.