«Parque Pervertido», el barrio en el que todos los vecinos son pederastas

Tracy sufrió repetidas violaciones cuando era pequeña. Parecía ser el juguete tanto de su padre como de un amigo de éste. Hasta hoy en día ella niega que odie a su progenitor. Pero algo que sí es cierto, es que este hecho determinó su vida, y la hizo sentir miserable al punto de hacer lo mismo que ella sufrió.

Conoció a un hombre y quedó embarazada de él, cuando pasaron los años. Tracy creía que él era muy bueno para ella. Es así que lo dejó, se refugió en el alcohol y luego tuvo una nueva oportunidad. Un hombre que había contactado a través de un foro nudista, quien prometía rescatar a la mujer como si fuera una princesa. Pero con una condición: Tracy debía acostarse con su hijo de 8 años frente a él.

En un comienzo, la mujer dijo que no. Pero el hombre insistió hasta que el niño accedió, casi sin entender nada. Así es como fue condenada a 11 años de cárcel por abuso sexual a un menor de edad. Y una vida traumatizada para su hijo.

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Historias tan fuertes como estas, o más, son las de aquellos que terminan viviendo en Florida Justice Transitions (FJT), una comunidad en Florida donde todos los vecinos han sido condenados por abuso a menores. Una comunidad de pederastas que es retratada en el documental «Pervert Park».

Frida y Lasse Barkfors son los productores que quisieron mostrar esta, como algunos lo han denominado, «ciudad de leprosos modernos». Frida dice que «Si nos limitamos a decir que son malos nos olvidamos de que también han sido víctimas, y sólo perpetuamos el problema».

Esta comunidad fue fundada en 1996 por la madre de un condenado. Nancy Morais es la «responsable» de la FJT, ella decía que su hijo había cometido un error, que le costaría la convivencia con la sociedad tras salir de la cárcel.

Así, comenzaron a reunirse todos en este punto ubicado en St. Petersburgh. Esto es debido a que quienes son agresores sexuales, en los Estados Unidos, pasan a un registro en el que son expuestos como «predadores/ofensores sexuales» con su fotografía. Aunque hayan cumplido su condena, cambien o no, todos pueden saber lo que hicieron en el pasado y juzgarlos.

Esta es una lista pública que incluso puede tener la locación o vivienda de la persona convicta. Existen aplicaciones, que tienen su registro de rastreo por la pulsera que deben usar tras salir de la cárcel. Por lo que no se les da siquiera la oportunidad de ver cómo están y quienes son hoy, sino que han preferido retirarse para vivir tranquilos.

Los vecinos a veces no les hablan, o no obtienen empleos. Y no pueden acercarse en 300 metros a alguna escuela o parada de autobus, por lo que FJT es una iniciativa para «favorecerlos», al mismo tiempo que la sociedad se desliga de ellos.

Finalmente termina siendo un escape, y también un encierro. Pero es una vida libre – aunque triste – en una ciudad de la que prefieren no salir.

La misma autora del documental, Frida, comentó que: “Yo soy madre de una niña pequeña. Conviviendo con ellos sentí miedo, pena, decepción e ira. Pero al mismo tiempo sentí compasión, amistad e incluso simpatía”.

Finalmente, más allá de las perversiones, de los abusos, de todo lo que han hecho, quieren un lugar tranquilo para vivir. Para algunos, no se lo merecen. Pero quizás sí. Es una opción voluntaria, dentro de la que sólo el 1% termina reincidiendo en algún tipo de actividad criminal. Por más que nuestro instinto nos diga que no, quizás si es la mejor forma darle una segunda oportunidad a estas personas. Tal como la que tienen acá.