La de Brittany Burgunder es una historia impresionante. Tiene 27 años y vive en California, pero ha tenido una vida nada de fácil, que al parecer ya ha podido equilibrar para siempre.
Esta joven ha sufrido de más de un desorden alimenticio en su vida. Durante sus años de adolescencia luchó contra la anorexia, pudiéndose recuperar. La depresión, la ansiedad y un síndrome obsesivo compulsivo la llevaron a dejar de comer. Pero al internarse parecía haber encontrado el control de su vida.
«Empecé a los 13 años, pero a los 18 estaba inscrita en 3 gimnasios y no comía en todo el día… Antes de saber que estaba mal, contaba las calorías obsesivamente, comiendo sólo lo que viniera en un paquete, y hacía demasiado ejercicio».
Por lo grave de su estado esquelético, su familia intervino y la alentaron a entrar a una universidad para cambiar de ambiente. Pero la anorexia persistía, obsesionándose por quemar las calorías que comía, hasta que llegó al hospital y en lo que los doctores llaman un milagro, se recuperó.
Lo malo es que ahí comenzó la nueva lucha: «De vuelta en casa no sabía qué hacer conmigo misma, así que comencé a comer todo lo que me había prohibido durante 7 años. Comencé a comer todo lo que había y me sentía bien, pero no sabía cómo parar«, relata.
Las donas y todo lo calórico eran su nueva obsesión, pero no retomó el ejercicio por su débil estado anterior. Comía mucha chatarra hasta que un día cayó en un coma alimenticio.
Así, Brittany pasó de la anorexia al sobrepeso, ya que tampoco estaba teniendo ningún hábito saludable, como consecuencia de su desorden anterior. Consumía entre 12.000 a 20.000 calorías por día, lo que era excesivo. Y en apenas 12 meses ganó el peso necesario para ser calificada como «obesa».
Fue entonces que, antes de volver a tocar fondo pero en el otro extremo, decidió inscribirse en un campamento para perder peso, donde pretendía encontrar un equilibrio sin obsesionarse.
Por más peligroso que podía ser, corriendo el riesgo de volverse loca con el ejercicio y las calorías nuevamente, la joven logró canalizar su motivación y lograr un peso saludable, y un estilo de vida y hábitos que debería mantener para no volver a poner en peligro su vida.
Cambió su enfoque mental, lo que ayudó a superar sus problemas con la comida. «Mirando hacia atrás me doy cuenta de que estaba muy enfocada en mi apariencia externa, más que en curar mi mente… Me tomó años darme cuenta de que lo que le hacía a mi cuerpo no era normal, pero después me empecé a centrar en lo positivo«.
«Me enfoqué en cambiar mis hábitos alimenticios, después de sufrir por 10 años, finalmente tengo un peso saludable».
Hoy ha demostrado que sí sanó su mente, aunque la batalla siempre está ahí, acechando. Comenzó la universidad y está estudiando psicología. Ha compartido su caso para poder inspirar a otros con problemas como los de ella. «Sobreviví y quiero mostrarle a otros que también lo pueden hacer. Tengo esta experiencia de vida y quiero compartirla y ayudar a una persona hará que valga la pena».