Pedofilia y religión: La monja abusadora que desató el infierno en un colegio de sordomudos

Según los testimonios del polémico caso argentino, la religiosa era la encargada de ponerles los pañales a los niños sordomudos para disimular los sangrados ocasionados por las violaciones.

Pedofilia y religión: La monja abusadora que desató el infierno en un colegio de sordomudos

Autor: El Ciudadano

 

La historia de la monja japonesa Kumiko Kosaka se ha popularizado en todo el mundo. Y es que la religiosa desencadenó el infierno en un centro de estudios de Argentina al ayudar a los curas en sus crímenes de pedofilia.

Su llegada a la provincia argentina de Mendoza en el 2007 alegró a muchos interesados en los niños sordomudos estudiantes del Instituto Próvolo, donde se disponía a prestar ayuda. Sin embargo, años más tarde se descubrió su verdadera y diabólica naturaleza.

En 2017, Kosaka se entregó a la Justicia en Buenos Aires, luego de permanecer prófuga durante más de mes y medio. En la causa hay 9 mujeres imputadas –dos de ellas son monjas-; la religiosa japonesa Kumiko Kosaka (48) es quien mayor visibilidad ha adoptado desde el inicio de la causa (por fuera de los dos curas, Horacio Corbacho y Nicola Corradi, ya condenados a 45 y 42 años de prisión respectivamente, y como autores de los abusos sexuales por los que estaban denunciados). Y es que Kosaka es la otra de las imputadas que cuenta con acusaciones formales como autora de abusos sexuales, simples y agravados; al igual que los curas ya condenados, el ex jardinero Armando Gómez y el ex monaguillo, Jorge Bordón; todos en prisión.

A Kumiko Kosaka, la monja del caso Próvolo, le concedieron la libertad

Kosaka vivió en el Instituto Próvolo hasta el 2013. Durante su estancia se dedicó a cuidar de los alumnos fuera del horario de clase. Era en esa misma época que los ahora presos sacerdotes Nicola Corradi, Horacio Corbacho, el cuidador Luis Ojeda, el monaguillo Jorge Bordón y el jardinero Armando Gómez realizaban las violaciones que los privaron de sus libertades.

Carlos Lombardi, el abogado civil de varias víctimas del caso, dio detalles sobre el papel de la monja en las vejaciones en una entrevista a Infobae. ‘Es paradójico, pero representaba la imagen de un verdadero demonio para el Próvolo. Según lo que contaron las víctimas, fue partícipe de los hechos más aberrantes que se registraron en el lugar’.

A Kumiko Kosaka, la monja del caso Próvolo, le concedieron la libertad

El testimonio más importante que terminó por acusarla definitivamente fue el de una joven que aseguró haber sido violada por varios curas a sus cinco años. Y es que la mujer afirmó que Kosaka era la encargada de ponerle pañales a ella y otros alumnos abusados para disimular los sangrados.

Kumiko Kosaka

Y aunque aún no se ha comprobado su participación directa en las violaciones, lo cierto es que cumplía un papel fundamental en los abusos. ‘Era tan siniestra que esta mujer era la encargada de seleccionar y ‘entregar’ a los alumnos más débiles a esos curas para que cometieran los abusos’, dijo Lombardi a Infobae.

Asimismo indicó que era la responsable de golpear a los niños para ver cuáles eran más sumisos y así entregarlos a los pedófilos. Para empeorar aún más su situación, otra joven aseguró que ella obligaba a los estudiantes a comer hasta vomitar en su propio plato.

El desempeño de Kumiko Kosaka en el Próvolo, según sus primeras declaraciones ante la Justicia en mayo de 2017, se extendió entre 2004 y 2012; período en que las Hermanas del Huerto estuvieron presentes en el instituto Próvolo. Y su función estuvo en el albergue de mujeres del establecimiento; primero bajo las órdenes de Asunción Martínez, y luego con ella como encargada de la custodia de ese espacio. Más allá de las acusaciones, al momento de defenderse durante esas primeras declaraciones; Kosaka destacó que en horario de la mañana (cuando algunas de las denuncias la ubicaban como autora de abusos o partícipe de otros hechos) ella se encontraba cursando el Profesorado de Educación Especial en un Instituto Superior de Formación Docente Santa María Goretti.

Vía: www.trome.pe

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