Piñera y su “anécdota” de un ataque de celos contra Cecilia Morel: “La única duda que tenía era a quién iba a matar primero”

El actual candidato presidencial y su esposa, Cecilia Morel, tuvieron una larga visita al matinal Bienvenidos

Este jueves el candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, junto a su mujer, Cecilia Morel; dieron una larga y distendida entrevista en el matinal de Canal 13 Bienvenidos, donde la pareja confesó un episodio de celos del ex Presidente y la verdad sobre sus tics.

“Mi amigo es gay y yo tengo muchos amigos gays porque son los mejores amigos de las mujeres, a mí me encantan, lo adoro, lo amo. Si vieran mi whatsapp con él dirían que tengo un amante (…) entonces nos siguió y mi amigo me dice ‘oye, qué divertido, viene Sebastián’”, comenzó relatando Morel.

De pronto, señaló la ex Primera Dama, Piñera entra al lugar donde almorzaba junto a su amigo y detalló que “él nos dijo todo: ustedes salieron de aquí, pararon acá y llegaron acá”, confirmando que los había seguido hace varios minutos.

En medio del relato, el candidato presidencial interrumpió a su esposa y comenzó a contar su versión: “Yo veo de repente una mujer muy bonita parecida a mi mujer. Oiga, y con un compañero, muy galante, muy educado. Yo me devuelvo y los empiezo a seguir y de repente los veo sentaditos comiendo”, señaló.

Entonces, el abanderado de Chile Vamos decidió que “había que enfrentar”: “Iba entrando y la única duda era a quien iba a matar primero y me los encuentro a los dos y fue tremendo alivio, pasó la prueba de la blancura”, soltó tratando de hacerlo pasar por un chiste, pero el desubicado comentario solo genero rechazo especialmente en redes sociales.

Los tics

Los constantes tics de Sebastián Piñera con su cuerpo también fueron tema de conversación, pero según contaron en la entrevista, son completamente involuntarios, es decir, son tics nerviosos.

Hay gente que cree que le molesta la camisa, contó, pero «me pasa hasta en traje de baño. Lo tengo desde la cuna».

Hay periodos en que los hace menos, pero son incontrolables. Tanto que «en la noche a veces hace así (el tic) y se pega con el respaldo de la cama».
Una vez, más joven, fue al doctor para que lo viera y la única manera de controlarlos era medicándose de por vida, cuestión a la que no accedió: «Prefiero la vida natural».