No son restaurantes con estrellas Michelin y, de hecho, tienen una dudosa reputación que no logran quitarse ni con lechuga ni promoviendo hábitos alimenticios saludables. No obstante, los suculentos platos salidos de las cadenas de ‘fast food’ tampoco son tan sencillos de hacer como parecen. Puede que no sea lo más sano del mundo, pero elaborar la típica hamburguesa con queso tampoco es coser y cantar.
Por sorprendente que parezca, al ir a devorar algún manjar del mundo de la comida rápida podemos terminar llevándonos las manos a la cabeza. Por ejemplo, nada más inaudito que comprar una hamburguesa sin hamburguesa o un taco que resulta estar más vacío que una cartera a fin de mes. Nada por aquí, nada por allá. ¿A qué se le hinca el diente en estos casos?
Pero ese solo es el comienzo. Ojalá lo peor que se pueda ver en este repaso de errores garrafales provocados en el mostrador de un restaurante de comida rápida sea que le falta chicha al asunto.
En otros casos, la metedura de pata es confundir los ingredientes en lugar de omitirlos. El autor de esta dulce hamburguesa (o bocadillo de helado, según se mire) necesita unas vacaciones:
Aunque es obvio que estas originales variaciones de los platos de comida rápida son obra de los jóvenes con gorra que los preparan sin descuidar su flamante sonrisa (según los anuncios), el consumidor puede fomentar, sin saberlo, tanta desastrosa creatividad.
Sin ir más lejos, mucho cuidado con pedir una cantidad extra de algún ingrediente. Puedes terminar comiendo una cantidad de pepinillo que cualquier Ministerio de Sanidad desaconsejaría o encontrar una contundente salchicha envuelta en la masa de tu pizza. Todo en su justa medida, por favor.
Y hablando de extras, hay algunos que se cuelan en la comida rápida aunque nadie les haya invitado. Quizás porque el ‘pizzero’ en cuestión andaba con prisas o con demasiado sueño, hubo quien encontró en su caja la bandeja metálica del horno.
No obstante, la situación puede ser mucho más peliaguda si el ingrediente sorpresa es afilado y corta. Para hacer un bocadillo el cuchillo es un aliado imprescindible, pero para comérselo es un invitado de lo más desagradable:
Porque, aunque todo parezca sencillo, la preparación de cualquier comida rápida requiere de toda la concentración posible. Cualquier distracción puede dar al traste con la experiencia gastronómica del cliente que, confiado, abrirá la caja de su hamburguesa sin saber que a alguien le falta un poco de puntería.
The cheese didn’t even make it onto the fish this time… @McDonalds #CheeseFail #Fail pic.twitter.com/X0weMHZJaT
— Blizzard Skies (@BlizzardSkies) enero 19, 2015
También hay que tener en cuenta que las recetas de comida rápida tienen unos pasos claramente establecidos. Saltarse alguno o cambiar el orden puede ser fatal. En este caso sí que se puede alterar el producto, porque no es lo mismo meter los ingredientes entre dos rebanadas de pan que poner un poco de pan sobre los ingredientes de una hamburguesa:
Big Mac fail! @McDonalds have a word!! pic.twitter.com/iSnSMjh8LQ — Leah (@LeeRobz) marzo 15, 2015
Si, directamente, falta una pieza en la composición, se va todo a freír espárragos. Esto tenía buena pinta, pero eso de que sea el cartón el que sustituya al pan acaba con el apetito de cualquiera.
Por último, hay cosas totalmente inexplicables. Por más vueltas que se le dé, lo de las porciones de esta pizza es matemáticamente asombroso. Una de ellas ha menguado mágicamente (o ha sido utilizada para tapar un misterioso hueco).
Un error de envergadura que salta a la vista aunque, eso sí, para error matemático que cualquiera podría ver es el de la publicidad, tan engañosa como siempre. Se mire por donde se mire, en ese aro de cebolla no cabe más de una patata. La comida es rápida, pero no tiene superpoderes.
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