El poppers se ha convertido prácticamente hoy en día en el tercer participante del sexo gay.
En muchos casos, la adicción es muy alta: su consumo se caracteriza por una importante dependencia psicológica –más que física– que sus incondicionales relacionan con grandes hazañas sexuales y una desinhibición absoluta. Pero atención: el inhalar poppers cada vez que uno se baja los pantalones no parece ser una gran idea, y al igual que el resto de drogas, esta sustancia entraña importantes riesgos para la salud: su consumo habitual puede tener un enorme impacto negativo en cuerpo y mente, así como –paradójicamente– en nuestro rendimiento sobre el colchón…
NITRITO DE AMILO O BUTILO: EL MEJOR LIMPIADOR DE CUERO
Independientemente de si se vende de manera legal o ilegal en un país u otro, el poppers se presenta generalmente en botellas pequeñas cuyo contenido se inhala. Se trata de un vasodilatador que causa un “subidón” súbito e intenso: sus efectos duran apenas dos minutos. También se emplea a veces para reforzar la potencia de otras sustancias, como el éxtasis o el LSD. Pero su uso principal es aislado y dirigido a las relaciones sexuales, dado que facilita la penetración anal (relaja la musculación del esfínter) y la erección (dadas sus propiedades vasodilatadoras). También es un desinhibidor psicológico que –aparentemente– desdibuja nuestros límites y aumenta el placer sexual.
El poppers, que a partir de los años 80 entró de lleno en los primeros puestos de sustancias afrodisíacas, tiene dos formulaciones químicas principales: nitrito de amilo y nitrito de butilo. Hace unos treinta años, el consumo de esta droga se popularizó durante actividades sociales, particularmente en el mundo gay, en principio para potenciar las sensaciones provocadas por la música, el ritmo, el movimiento y la luz. El nitrito de amilo se comercializaba al principio en pequeñas ampollas de vidrio (de ahí el término “poppers”, que evoca el sonido “pop” que se producía al romper tales envases).
Los derivados del nitrito de butilo se presentan hoy por lo general en recipientes de unos 12 ml. En cualquier caso, las dos formulaciones pueden causar quemaduras en la piel cuando accidentalmente se extienden sobre ésta, y son altamente tóxicas si se inyectan o ingieren.
El poppers aumenta el ritmo cardíaco, dilata los vasos sanguíneos y reduce nuestra presión arterial. Además, proporciona sensaciones asociadas al calor humano, la exaltación, la felicidad, la liberación y ciertos vértigos físicos.
La droga también refuerza las sensaciones provenientes de la luz, el movimiento, el sonido y, en general, altera las percepciones sensoriales. Asimismo puede causar alucinaciones. El poppers relaja los tejidos musculares lisos (como el del ano) y además adormece nuestros sentidos. Este efecto puede evitar que el consumidor deje de sentir irritaciones o desgarros durante la práctica sexual, y por tanto, no sólo aumenta el riesgo de un posible traumatismo corporal, sino el de transmisión del VIH y de otras enfermedades venéreas.
LOS PELIGROS DEL POPPERS
Como acabamos de detallar, el poppers puede tener efectos desinhibidores que incrementan la probabilidad de mantener relaciones sexuales sin protección, durante y después de su consumo. Sin embargo, un uso excesivo del mismo acabará paliando cualquier efecto estimulante: muchos usuarios llegan a experimentar dolores fuertes de cabeza, náuseas y pérdida de erección. Y existen estudios que afirman que ciertas células del cerebro pueden ser destruidas.
Y, recordamos: cualquier derrame de poppers sobre la piel debe lavarse con agua abundante. No se recomienda inhalar la sustancia por la boca, ni desde luego, jamás, beberla o inyectarla.
Además, un sistema inmunitario ya debilitado puede sufrir daños suplementarios por consumo de poppers, quedando resentida nuestra protección natural o reforzada contra bacterias, virus y otros agentes patógenos. De momento, poco se sabe sobre las interacciones entre el poppers y los medicamentos antirretrovirales.
En cambio, queda totalmente desaconsejada la inhalación de poppers a los que sufren deproblemas cardíacos y especialmente a aquéllos que hayan tomado Viagra en las últimas 24 horas. Se trata de maximizar el riesgo de un fatal accidente cardiovascular, ya que la combinación Poppers + Viagra es letal.
El poppers que se inhala sin grandes problemas (es decir, sin sensación de ardor) incita a repetir su consumo con cada vez mayor frecuencia durante la relación, y el consumidor puede de repente verse afectado por un fuerte dolor de cabeza que puede –paradójicamente– dar al traste con su encuentro sexual. Un consumo excesivo de poppers puede provocar también daño permanente en las mucosas nasales.
Y, como es lógico, los sesiones de coloque “duro” en las que se usan máscaras o mechas empapadas en poppers son las prácticas más peligrosas. Si pese a todo quieres probarlo o continuar su consumo, no olvides nunca que el poppers se evapora y envejece rápidamente, así que mantenlo en un lugar fresco y con el tapón bien cerrado. Y ten siempre en mente que su efecto, aunque dure poco, puede conducirte, en cualquier momento y como cualquier otra droga, a bajar el control del riesgo en tus prácticas sexuales.
Vía blogmensgo.es