Existen alrededor de 350 genes que producen receptores olfativos, cada gen produce un tipo diferente de receptor y la combinación de estos hace que puedas distinguir un sinnúmero de olores diferentes. Pero ¿por qué una persona que huele a ajo como para ponerla en cuarentena no siente su propio nauseabundo aroma?
La capacidad de no sentir tu propio olor o de sentirlo muy levemente, se denomina “fatiga olfativa” o “ceguera de nariz” y en realidad es un poder altamente beneficioso.
Para nuestros sudorosos antepasados cazadores-recolectores era mucho más útil distinguir otros aromas como el de ciertas hierbas o ciertos predadores, sin que su propio olor corporal tuviera mayor protagonismo
¿Te imaginas que tu propio olor corporal fuera el aroma protagonista de tu existencia? Todas las flores, todos los perfumes, serían secundarios a tu propio olor a axila.
Con información de todayifoundout
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