A muchas personas se les acumula grasa en la barriga, tengan o no sobrepeso, y les resulta muy difícil eliminarla a pesar de haber probando dietas y tratamientos de todo tipo. No obstante, es posible que estén haciendo esfuerzos mal encaminados y que la solución no sea tan complicada.
Descubre en este artículo todas las cuestiones que pueden estar provocando un aumento de grasa en la barriga como, por ejemplo, un déficit de proteínas, los cambios hormonales, la falta de ejercicio de cierta intensidad o una mala postura.
¿Por qué se me acumula la grasa en la barriga?
Cuando hablamos de sobrepeso entendemos que la persona tiene un exceso de grasa y, quizás, retención de líquidos, en determinadas partes del cuerpo: abdomen, muslos, brazos, espalda, glúteos, etc.
No obstante, uno de los problemas más habituales es la acumulación de grasa en la barriga, la cual es muy frecuente tanto en hombres como en mujeres a partir de la mediana edad.
Hay incluso personas muy delgadas que la sufren y que no consiguen eliminarla a pesar de perder peso con facilidad en otras partes del cuerpo.
Descubre por qué puede estar sucediendo esto.
Alimentación desequilibrada
Cuándo nos preguntamos por qué tenemos grasa en la barriga y cómo podemos eliminarla, en general solemos pensar que debemos reducir la ingesta de calorías.
No obstante, cada vez está ganando más popularidad la idea de que debemos elegir mejor los alimentos, que sean de más calidad y menos procesados, en vez de reducir grasas y calorías.
Una alimentación equilibrada que nos ayude a reducir la grasa en la cintura debe seguir las siguientes recomendaciones:
- Cada una de las tres comidas principales debe contener una ración de proteína, alternando la proteína animal (de preferencia, ecológica) con la vegetal (legumbres, frutos secos, aguacate).
- Optaremos por los cereales integrales y evitaremos los refinados.
- Eliminaremos el azúcar blanco de la dieta y consumiremos cantidades moderadas de miel de abeja, miel de caña, azúcar de caña integral, etc.
- Prescindiremos de las grasas procesadas e hidrogenadas, presentes en fritos, margarinas o dulces, y aumentaremos el consumo de grasas saludables, presentes en aceites vegetales de primera presión en frío (oliva, coco, sésamo, lino), aguacate, frutos secos, semillas, pescado azul y mantequilla o ghee.
Intolerancias alimentarias
Hay personas que sufren una intolerancia alimentaria y, sin embargo, lo desconocen.Este problema les ocasiona molestias, como hinchazón en la zona abdominal, además de trastornos digestivos.
Si sospechamos que puede ser nuestro caso, hay diferentes tipos de pruebas que pueden confirmarlo. Las intolerancias más habituales son al gluten y a la lactosa.
Sedentarismo
El ejercicio es imprescindible para tener un peso equilibrado pero, por encima de todo, para estrechar la cintura, ya que el sedentarismo provoca una acumulación progresiva de grasa en toda la zona abdominal.
Los ejercicios más adecuados son los deportes cardiovasculares de intensidad media o alta. Es suficiente con dos o tres sesiones de media hora cada semana.
Cambios hormonales
Los cambios hormonales también provocan una acumulación de grasa en la zona de la cintura, en especial a las mujeres durante el climaterio y la menopausia. No obstante, también lo pueden sufrir chicas jóvenes con niveles altos de estrógenos.
La alimentación equilibrada que hemos comentado es también la clave para regular las hormonas, así como algunos suplementos específicos como, por ejemplo, la maca, el sauzgatillo o el ñame.
En el caso de las mujeres en la menopausia también puede ser muy beneficioso el aceite de onagra.
Algunos trastornos hormonales también desaparecen con el tiempo, ya que el organismo se puede reequilibrar de manera natural.
Una mala postura
Cuando ninguna de estas cuestiones parece estar relacionada con nuestro caso, debemos valorar también si la grasa en la cintura podría estar relacionada con una mala postura.
Muchas personas que sufren desviaciones de la columna, como lordosis o escoliosis, tienen también un exceso de grasa en los laterales. En estos casos puede ser que la inteligencia natural del organismo esté funcionando para ayudarnos a mantener el equilibrio de pie.
La solución, en este caso, pasa por ejercicios de reeducación postural que nos ayuden a relajar, flexibilizar y fortalecer la musculatura de la espalda y del abdomen, así como el asesoramiento de un terapeuta manual.
Fuente: Mejorconsalud