Era la noche del 31 de agosto de 1997 cuando Diana, princesa de Gales, recorría las calles de París junto a su chofer Henry Paul, su guardaespaldas y su compañero, Dody Al-Fayed. Cuando llegaron al Puente del Alma, se vieron emboscados por un grupo de paparazzi que los seguía y, de pronto, colisionaron y todos, excepto el guardaespaldas, perdieron la vida.
Momentos antes, Diana llamó a sus hijos, William y Harry, para hablar con ellos desde París. Aunque ellos estaban ocupados jugando y no prestaron mucha atención a su madre, por una razón bastante entendible: eran niños y no tenían idea de lo que iba a ocurrir.
“Nos llamaba desde París, no recuerdo lo que dije pero todo lo que recuerdo es probablemente lamentar por el resto de mi vida cuán corta fue esa llamada”
– Príncipe Harry a ITV
Los hermanos estaban en Balmoral, Escocia, jugando junto a sus primos en la casa de la reina Isabel.
“Harry y yo estábamos desesperadamente apurados por decir adiós. Ya saben (por decir): ‘Nos vemos’? Si hubiese sabido lo que iba a pasar, obviamente no hubiese sido tan indiferente antes eso y todo los demás”
– Príncipe William a ITV
En un documental realizado por ITV, los príncipes comentaron que la última charla con su madre es algo que los persigue hasta hoy en día, pues tiene un gran peso en su mente.
Pero más allá de la apurada última llamada, los chicos recuerdan a su madre como una mujer divertida y que era “una completa y total niña”. Solía reír y hasta les decía a sus hijos que podían ser “traviesos”, pero sin que los “captaran”. De hecho, comentaron que Diana les metía dulces en las medias cuando ellos jugaban fútbol.
“Cuando estaba en la escuela, mi madre me mandaba tarjetas. Usualmente encontraba una con algo embarazoso, una tarjeta muy cómica y me escribía algo muy bueno adentro. Pero yo no me atrevía a abrirla, en caso de que los maestros o alguien más en la clase pudiese verla”
-Príncipe Harry a ITV