La estadística es demoledora: la mitad de las mujeres solteras han recibido alguna vez fotos de penes sin haberlas pedido. La encuesta es estadounidense, del estudio “Singles in América” que anualmente realiza Match.com, pero el fenómeno es probablemente trasladable a cualquier sociedad occidental globalizada. En ella se concluye que el 47% de los varones ha envido alguna vez una foto de sus genitales, mientras que el 53% de las mujeres la han recibido (el 4% de estas la habían solicitado antes). Para los psicólogos, este comportamiento tiene una explicación clara: se trata de una demostración de poder, de dejar claro quien controla la situación. Se trata de pura y dura reafirmación de su propia masculinidad
La pregunta, entonces, es: ¿cómo hemos de reaccionar si recibimos una de estas “graciosas” fotos? Veamos algunos ejemplos más allá de lo que suelen recomendar las expertas: borrarla e ignorar por siempre jamás al que la ha enviado. En junio del año pasado, supimos que Samantha Mawdsley, una joven británica, respondió a uno de esos microagresores enviándole decenas de fotos de penes, algunos adornados con pegatinas de colores y dibujos animados en plan Snapchat y ridiculizando el de su agresor. El hombre terminó rogándole que lo dejara y que no compartiera en público su conversación, cosa que ella hizo ‘ipso facto’.
La modelo Emily Sears, con más de 2.3 millones de seguidores en Instagram, recibe al día al menos una imagen fálica, casi siempre acompañada de mensajes obscenos. Harta de tanto pene con mensaje, decidió buscar a las novias de estos hombres para comunicarles el comportamiento de sus parejas. “Siento decirte que tu novio se dedica a enviar fotos de sus genitales a modelos en Instagram. Te lo digo porque soy una mujer y las mujeres debemos apoyarnos. Quiero que sepas que lo hacen todos los hombres y no es un problema tuyo. Haz lo que mejor te parezca con lo que te he contado”, escribió Emily a la pareja de uno de los usuarios que la acosaba por la red.
La artista estadounidense Whitney Bell optó por no desaprovechar el potencial artístico de tal acumulación de penes sin cuerpo: los convirtió en una exposición que mostraba más de 200 fotografías de genitales masculinos no deseados. En el caso de denunciar, aunque el conflicto se suele resolver con multas, puede quedar una condena en el aire que perjudique en el caso de que se produzca un nuevo comportamiento delictivo. En Alemania, un joven denunciado por enviar la foto de su pene por SMS fue multado y condenado a un año de cárcel (que no cumplió por ser su primer delito) y en Estados Unidos un juez puede considerar el envío de estas fotos distribución de pornografía ilegal y dictar asimismo encarcelamiento.