De niño, la mayoría solemos ver a nuestros padres como seres benevolentes y todopoderosos. Con el tiempo, vamos comprendiendo que no son omniscientes y después de un natural periodo de rebeldía durante la adolescencia, por fin podemos verlos como personas. Es extraño ser amigo de tus padres, pero también muy sano y natural, y necesario para el siguiente paso, que es cuidarlos cuando se van haciendo mayores.
Ese es el hermoso ciclo de la vida. El mundo ideal. Por supuesto que este no es el escenario del horrible crimen cometido en Buriram, Tailandia.
Sakdin Duangphakhon de 36 años era el principal sostenedor de la casa que compartía con sus padres y uno de sus dos hermanos. Ese día decidió que quería almorzar sopa de puerco y compró todos los ingredientes, pero al llegar a su hogar se quejó de que tenía tanta hambre como ganas de beber.
Su padre, Ngor, amablemente ofreció cocinar mientras él iba a comprar alcohol.
Sakdin bebió en la tienda y en el camino de vuelta, y ya se encontraba irritable y borracho al llegar. Exigió el almuerzo, pero su padre le dijo que aún no estaba listo. Luego, lamentablemente, comentó que había olvidado ponerle salsa de pescado, un ingrediente básico en la cocina tailandesa.
Ese detalle fue suficiente para desatar la locura de Sakdin, quien comenzó a golpear a su propio padre.
Su madre trató de intervenir, pero no logró detenerlo.
Sakdin acuchilló a su padre más de 10 veces.
Luego se echó a dormir la siesta en una hamaca, hasta que fue despertado por la policía.
Sakdin admitió el crimen, pero antes de ser llevado a prisión, la policía lo obligó a arrodillarse frente al cadáver de su padre y rezar por él como una última forma de respeto, lo que claramente no le mostró en vida.
Las relaciones entre padres e hijos suelen ser complejas, pero este tipo de crímenes son realmente aberrantes.
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VÍA UPSOCL