Bradley Williams es un joven de 19 años que vive en Canterbury, y siempre está atento en lo que pasa en su localidad. Cuando vio que una nueva pastelería abriría en las cercanías, no dudó un minuto en probar una broma/desafío que cambió su vida en un abrir y cerrar de ojos.
El chico vio un anuncio de Bake Makes, un local que estaba inaugurándose, así que los contactó para ver si estaban interesados en su propuesta: si lograba 20.000 me gusta, 10.000 comentarios y 5.000 compartidos en Facebook, ellos le debían dar brownies «de por vida».
Apenas le respondieron, Bradley capturó la conversación y la compartió en su cuenta personal, ya que tenía que completar la meta en 48 horas.
Y, por supuesto, pasó lo inesperado: ¡lo logró! Su publicación se volvió completamente viral y alcanzó el apoyo necesario como para que la pastelería pagara su apuesta.
En apenas 12 horas ya tenía lo necesario. Sus amigos comenzaron a compartir lo que escribió, y así llegó a todas las partes del mundo. Pasó de Inglaterra a Estados Unidos, a Nueva Zelanda y más países, no sólo de habla inglesa.
Como en todo hoy en día, había uno que otro troll en las redes sociales que se burlaron de él por su propuesta, diciéndole que era muy gordo, o que no podía ser posible que quisiera tantos brownies.
Pero a pesar de la molestia que fue, Bradley aplicó el viejo proverbio de: a palabras necias, oídos sordos.
Finalmente la pastelería anunció que había ganado, a modo de publicidad y complicidad con el joven. Escribieron que «el bajón había sido entregado», pero eso no quedó allí.
La pastelería, por su parte, felicitó a Bradley y se debían reunir para ver qué harían con su premio, o más bien, cómo lo harían. Y fue entonce que a él se le ocurrió una brillante idea: donarlo a Catching Lives, una fundación para vagabundos. Así, llenaría refugios y a personas sin hogar con al menos un dulce momento.
«Decidí que quería transformarlo en una experiencia más positiva y donar las ganancias a algo que valiera la pena. Después de todo, una dotación de brownies de por vida suena genial, pero pensar en la cantidad de sonrisas que estos podrían causar en aquellos menos afortunados es aún mejor».
¡Qué gran gesto!